Foto: AFP ¿Justicia? En 2010, tras una larga y cara investigación, Reino Unido reconoció oficialmente la inocencia de las víctimas; ni un soldado fue procesado.  

Cientos de personas desfilaron ayer en Irlanda del Norte para conmemorar los 50 años del “Domingo Sangriento”. La gente caminaba sosteniendo rosas blancas y los retratos de las víctimas que fallecieron durante uno de los ataques que marcó el conflicto a lo largo de 30 años, hasta el acuerdo de paz.

En Irlanda de los años 60, la población estaba dividida por dos factores políticos y religiosos importantes: la provincia británica protestante defendía seguir perteneciendo al Reino Unido, mientras que la católica quería la reunificación con la República de Irlanda.

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En 1968, la policía reprimió con fuerza una manifestación republicana pacífica en Londonderry -o Derry, como lo llaman sus habitantes-, la única ciudad de la provincia de mayoría católica, escalando la confrontación hasta detonar en choques con la policía y la comunidad protestante. Derry y Belfast se sumen en la violencia y el ejército se despliega en las calles de la provincia.

Pero no es sino hasta 1972 que sucede el Domingo Sangriento, cuando la represión violenta de otra manifestación terminó con la muerte de 14 participantes, víctimas de disparos de paracaidistas británicos que alegaron responder al ataque del Ejército Provisional Republicano Irlandés (IRA).

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Tras largas negociaciones, el 10 de abril de 1998 se firma el Acuerdo de Viernes Santo entre Londres, Dublín y los partidos políticos norirlandeses, con la bendición del IRA, que para ese momento ya era responsable de varios ataques terroristas.

CIFRA

3, 500
muertos, el saldo tras 30 años de conflicto norirlandés

 

LEG