Todos estamos a la espera de que se cumpla la promesa presidencial de llevar a La mañanera al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, para que defienda, según adelantó López Obrador, la expectativa de crecimiento oficial, que es del 4.1% para este año.
Ya son dos trimestres consecutivos con caídas en el Producto Interno Bruto (PIB). Y en lo que los expertos se ponen de acuerdo si esto es ya una recesión técnica o incluso si la combinación con las altas inflaciones nos da un escenario de estanflación, lo cierto es que no hay manera de sostener los pronósticos oficiales.
Y eso implica muchos problemas en el mundo de los otros datos de la 4T.
En primer lugar, en este país surrealista hay una extraña tolerancia a que el titular del ejecutivo pueda abiertamente dar datos falsos, pero está claro que esa aceptación está acotada para el carismático Presidente.
Porque no es lo mismo que la señorita de las mentiras y la voz temblorosa complemente el elenco de la propaganda matutina, a que el titular de las finanzas de este país pudiera tomar el estrado para defender una expectativa imposible de crecimiento del 4.1% para este 2022.
Si Ramírez de la O finalmente asiste a la conferencia de Palacio Nacional para hablar de las expectativas de crecimiento de la economía este año y dice la verdad, no caerá nada bien entre el público fiel del Presidente, porque ahí, en esa burbuja propagandística, el mensaje es que vamos muy bien en materia económica.
Y si, por el contrario, llegara el titular de Hacienda a refrendar esa visión alternativa de la realidad que ve el Presidente, perderá algo básico que necesita cualquier titular de las finanzas de un país que es la confianza de los mercados.
El modelo híbrido que puede usar el secretario de Hacienda es hablar de las estadísticas que arrojen datos medianamente buenos y darle la vuelta a comprometerse a dar de viva voz un pronóstico del comportamiento del PIB para este año. Eso puede resolverse en un comunicado de prensa en cualquier otro momento.
Y si se escapara la pregunta en la mañanera respecto a una estimación de crecimiento de la economía en este 2022, ahí podría atajar el Presidente para responder con esos otros datos que le distinguen.
Ahora, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, ya aceptó lo que es evidente: el crecimiento será limitado. Pero aquí la historia es que el presidente López Obrador quedó en llevar a su secretario de Hacienda a su conferencia a decir que vamos requetebién.
Lo cierto, más allá del manejo propagandístico que le quieran dar a la realidad de una economía que no tiene motores para crecer, es que el presupuesto de egresos está calculado con una estimación de expansión del PIB que no se va a lograr y eventualmente se tendrán que tomar decisiones ante la previsible baja en los ingresos.
O se financia con mayor endeudamiento o se recorta el gasto público, esos parecerían ser los caminos viables ante la negativa de buscar un aumento en la recaudación por la vía de aumentar las tasas de impuestos.
@campossuarez