Foto: AFP Catedral en la plaza central de Villavicencio, ciudad de 500 mil habitantes, a 123 kilómetros de Bogotá. Las mujeres que investigaron los casos ya no se paran por ahí; no son bienvenidas.  

Alemania, Francia e Irlanda son algunos países donde en los últimos meses se han develado redes de pederastia por parte de integrantes de la iglesia Católica, pero a la lista se debe sumar Colombia, donde gracias al trabajo de dos mujeres, creyentes pero incisivas, se destapó una red conformada por 38 agresores que incluso se “rotaban” a las víctimas.

Desde la llegada del papa Francisco a la cabeza de la institución religiosa, en 2013, la apertura para investigar casos de abusos, sobre todo por parte de sacerdotes, ha sido un sello en su periodo. En el caso de Colombia, era el año 2019 cuando encomendó la indagatoria al obispo Óscar Urbina, los eventos se habían reportado en la ciudad de Villavicencio.

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El prelado se apoyó en Olga Cristancho (68 años) y Socorro Martínez (59): la primera, una avezada exfiscal y la segunda, una exfuncionaria de la Procuraduría con experiencia en investigación de masacres.

Pero Urbina no contaba con que las mujeres descubrirían sus intenciones de encubrir a los sospechosos y ellas decidieron seguir con la indagatoria por su cuenta, sin imaginar lo que se encontrarían al final del camino.

Eran al menos al menos 20 víctimas involucradas en un escándalo que creció con la reciente publicación del libro Este es el cordero de Dios, del periodista Juan Pablo Barrientos, a quien han tratado de censurar.

De 38 sacerdotes de la Arquidiócesis de Villavicencio involucrados en actos abusivos o acceso carnal, la Iglesia apartó a 20, dos más ya están en prisión. Algunos son señalados de incluso inducir a una de las víctimas a la prostitución, confirmó el padre William Prieto.

El portavoz de la Arquidiócesis solo declaró: “Ya le tocará a los tribunales, tanto judiciales en el plano civil como en el canónico, dar un veredicto”.

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Cristancho detalló el caso de un menor de 15 años a quien “se rotaban”: “Uno le decía a otro ‘ahí le mando ese CD’, pero era como ‘ahí le mando a ese muchacho que se le puede hacer alguna propuesta’”. Las dos mujeres enviaron al Vaticano sus investigaciones. Están a la espera de una respuesta.

La semana pasada, Martínez y Cristancho declararon en Colombia ante una fiscal que investiga estas agresiones sexuales.

OLA DE JUSTICIA GLOBAL

Bajo la misma directriz papal, la Iglesia en Francia reveló que unos 216 mil menores fueron víctimas de sacerdotes entre 1950 y 2020. En Alemania, un reciente informe cuestiona al papa emérito Benedicto XVI por su gestión de cuatro casos de curas pederastas, cuando era arzobispo de Munich. Apenas esta semana en España, el Congreso de los Diputados admitió una solicitud para lanzar una investigación parlamentaria sobre los abusos sexuales a menores en la iglesia Católica, primera iniciativa de este tipo en un país donde la institución se mantiene en la opacidad.

CON INFORMACIÓN DE AFP

Benedicto, alabado y cuestionado

Una cosa se le reconoce casi de forma universal al papa Francisco: la disposición por que se realicen investigaciones respecto a los presuntos abusos por parte de integrantes de la Iglesia contra menores, aunque le cuestionan la falta de más contundentes castigos hacia los responsables.

Sin embargo, hay voces que piden no olvidar los esfuerzos de su antecesor, el papa emérito Benedicto XVI, recientemente señalado en un informe de no haber hecho nada para impedir que varios sacerdotes abusaran de menores en la diócesis que dirigía entre las décadas de 1970 y 1980, en Alemania.

Benedicto sustituyó al papa Juan Pablo II en 2005, pero se retiró a la oración como papa emérito en 2013.

El mismo Vaticano ha pedido recordar las medidas tomadas por Joseph Ratzinger: “su batalla contra la pedofilia desde que era cardenal, a cargo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio, y haber promulgado como pontífice normas muy duras contra los clérigos abusadores”, se difundió recientemente desde el portal de noticias del Vaticano tras la revelación del caso alemán.
LEG