Este lunes, Vladimir Putin y Emmanuel Macron se reunieron en Moscú para dialogar sobre la crisis con Ucrania.
Lo que llamó la atención sin embargo, no fue que los dirigentes de Rusia y Francia respectivamente, se juntaran para tratar de resolver de manera diplomática el conflicto, sino la lejanía con la que se sentaron.
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La mesa donde ambos mandatarios tomaron asiento medía 4 metros, y cada uno de ellos se colocó en la cabecera.
Una de las primeras especulaciones que esto generó fue que Putin quería mandar un mensaje con la lejanía física: el hecho de que su país se mantendrá así con la Unión Europea.
¿Veis la foto de Putin con Macrón? Pues en Hungría la prensa liberal lleva soltando paridas a cuenta de la mesa y la charla Putin-Orbán desde la semana pasada. Que si con Lukashenko no la ha usado y blablablá… menos mal que a Macron lo ha recibido en ella… pic.twitter.com/uReOxpsivY
— Yurii Kazakov (@YuriiKazakov) February 7, 2022
Que el encuentro ha sido frío, sí (Putin no ha dejado que Macron utilizara a su traductor personal); pero no por la mesa (intimidatoria). Es la misma mesa de hace unos días con el primer ministro húngaro con el que tiene buen rollo #escenografia #bodylanguage pic.twitter.com/AOhiOpbFX7
— Patrycia Centeno (@PoliticayModa) February 7, 2022
Sin embargo Reuters reveló la posible razón verdadera de este suceso: El presidente francés, Emmanuel Macron, rechazó una solicitud del Kremlin de hacerse una prueba rusa de COVID-19.
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Esto porque al parecer, le preocupaba que los rusos tuvieran acceso a muestras de su ADN.
“Sabíamos muy bien que eso significaba no dar un apretón de manos y esa mesa larga. Pero no podíamos aceptar que tuvieran en sus manos el ADN del presidente”, dijo una de las fuentes a Reuters.
klcg