Foto: AFP / Claire y Zoe, fundadoras de Witches of Scotland, una asociación que busca la reivindicación de al menos 2 mil 500 personas ejecutadas por brujería entre 1563 y 1736. Cualquiera podía ser acusado y las confesiones se obtenían mediante tortura.  

A diario se construye la historia, y aunque la orden del día es accionar para construir el futuro, hay quienes prefieren la reivindicación de los hechos pasados, los que se preservan a medias en libros o en información de primera mano.

En un cementerio de Dundee conocido como The Howff (guarida encantada), al noreste de Escocia, hay una columna apodada “la piedra de las brujas”, donde los visitantes dejan pétalos de flores y monedas como homenaje a las personas que fueron ejecutadas por brujería entre los siglos XVI y XVIII.

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Para Claire Mitchell, Zoe Venditozzi y sus colaboradores, divulgar que las acusaciones de brujería durante casi dos siglos provocaron la ejecución de al menos 2 mil 500 personas no solo se trata de desenterrar datos curiosos sobre un capítulo que fue de todo, menos mágico, sino sentar un recordatorio tangible de cómo “no podemos cambiar el pasado, pero podemos aprender de él”.

Hace dos años, las dos amigas fundaron Witches of Scotland (brujas de Escocia) tras descubrir que ellas mismas vivían en comunidades en donde se habían hecho muchísimas ejecuciones. Iniciaron el proyecto para reconocer el verdadero alcance del Witchcraft Act, recurso que permitió acusar y torturar -para conseguir confesiones- a casi 4 mil personas, de las que 84% eran mujeres, y que en buena parte fueron condenadas a la pena capital.

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Hoy, la asociación pide la reivindicación de quienes fueron condenadas por brujería, una disculpa oficial de autoridades, y un monumento nacional que recuerde las tragedias.

 

LEG