Salvador Guerrero Chiprés
@guererrochipres
Los relatos de sus víctimas dan cuenta de una serie de atrocidades disfrazadas de amor y de una oferta esperanzadora de una vida mejor para ellas. El engaño, la manipulación y la apropiación de la voluntad de las mujeres fueron una constante en la operación de integrantes de la familia Meléndez, recientemente sentenciados en Nueva York por Trata de Personas.
Las historias se repiten una tras otra. Mujeres menores de edad, a las que enamoraban y llevaban a vivir a Tenancingo, en Tlaxcala. De ahí, la promesa de trabajo en Estados Unidos y de matrimonio al alcanzar la mayoría de edad las orillaba a emprender el viaje. En Nueva York, donde era su destino final, lejos de su familia, las jóvenes eran explotadas sexualmente.
Los Meléndez, como eran conocidos, integraron una red de Trata con alcances transfronterizos, que operaba en al menos cinco estados de EU, y cuya investigación requirió de la coordinación y colaboración de diversas instancias de ambas naciones. Cinco integrantes de la familia ya fueron condenados a penas que van de los 20 a los 39 años de prisión.
La Trata de Personas es uno de los delitos más redituables para personajes que se han aprovechado de la dificultad del Ministerio Público y de la sociedad para identificarla. Junto al narcotráfico y del tráfico de armas tiene conexiones más allá del país de origen de las víctimas, y ahora podemos sostener que los depredadores participan de estos tres delitos con frecuencia aún no medida pero ya registrada.
Los reportes del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, que opera la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas (LNCTP) 800 5533 000, revelan rutas que van desde Centro y Sudamérica, para el enganche de víctimas —en un 60% mujeres—, hasta Estados Unidos como destino de la explotación principalmente sexual.
La complejidad del delito implica el hecho de que la víctima se asuma como tal y encuentre seguridad y confianza para denunciar y enfrentar a los tratantes en un proceso judicial, y también conlleva la necesaria participación de autoridades diversas. De ahí que prácticamente un 99% de los casos no sean conocidos.
El combate a la Trata de Personas exige el encuentro de voluntades en un escenario que fomente la denuncia, al tiempo que ofrezca garantías institucionales para enfrentar y erradicar la impunidad.
Casos como el de la familia Meléndez o la detención de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre —impulsada en la CDMX por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y la fiscal Ernestina Godoy— reflejan la suma de esfuerzos por aplicar justicia para las víctimas.
En Tlaxcala, donde la operación de redes de Trata ha sido documentada, la gobernadora Lorena Cuéllar ha reconocido el impacto del problema, un paso central para enfrentarlo. Asegurarse de que se difunda su existencia y se precise su combate son tareas nacionales.