Durante los tres primeros años de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la deuda neta del país, incluyendo interna y externa, aumentó 28.5% respecto a la heredada por Enrique Peña Nieto.
En 2018, el Gobierno anterior dejó un saldo de 8 billones de pesos de deuda y, al corte de diciembre de 2021, el total es de 10.3 billones, de acuerdo con los reportes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El incremento de 2.3 billones de pesos entre 2018 y 2021 fue mayor al registrado en el mismo lapso del sexenio anterior, cuando creció 1.8 billones de pesos entre 2012 y 2015.
Un análisis de los reportes financieros entregados al Congreso de la Unión de los últimos nueve años, da cuenta de que la administración de Felipe Calderón, en 2012, heredó 4.3 billones de monto neto a pagar, lo cual para diciembre de 2015 se elevó a 6.2 billones de pesos.
En comparación, en 2018, el Gobierno de Peña Nieto dejó un saldo de 8 billones de pesos y, al corte de diciembre de 2021, el total es de 10.3 billones de pesos.
CAMBIO DE DISCURSO
Aunque durante casi todo el año pasado el presidente López Obrador mantuvo una línea discursiva respecto a que su Gobierno había salido de las crisis económica y sanitaria sin contratar nuevos préstamos, en La Mañanera del 23 de diciembre cambió su postura.
Reconoció el aumento de la deuda durante su gestión y se comprometió a que no será como en el pasado sexenio, cuyo monto se duplicó.
“Tengo como propósito que la deuda en el Gobierno nuestro se incremente menos en lo cuantitativo y en términos reales, que el aumento que tuvo durante los gobiernos del presidente (Felipe) Calderón y de (Enrique) Peña Nieto”, dijo.
“No quiero eso, no quiero el doble”, externó; sin embargo, la tendencia que presenta su administración es mayor a la del anterior Gobierno federal.
Los informes de Hacienda -los cuales incluyen la suma de deuda interna, externa e intereses- señalan que con la administración de López Obrador se aumentaron 437 mil 215 millones de pesos respecto al incremento del sexenio anterior.
Sin embargo, no se detalla cuánto de los 2.3 billones de pesos es deuda contratada por la autodenominada cuarta transformación y cuánto heredado de años anteriores.
Hace unos meses, el Presidente también planteó utilizar recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) que irían a las reservas del Banco de México para abonar a los préstamos pendientes del país.
En diciembre pasado, señaló que el FMI entregaría créditos a tasas bajas y a México le correspondían alrededor de 12 mil millones de dólares, por lo que propuso usar esos recursos “para que no estén como reservas, que han crecido mucho y además les pagan muy poco de rendimiento. Nosotros podríamos utilizar esos recursos para pagar deuda por anticipado”.
Según el Reporte sobre Sostenibilidad Fiscal, Análisis y Prospectivas para México 2022, elaborado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), “la deuda pública no es mala en sí misma, pues representa una fuente de financiamiento, (pero) puede volverse una carga para el presupuesto si estos recursos no son invertidos en la obtención de un beneficio económico”.
GOLPE PANDÉMICO
El análisis asevera que en 2019, primer año de Gobierno de López Obrador, el endeudamiento comenzaba a tener una ligera tendencia a la baja debido al programa de austeridad y remanentes transferidos por Banxico.
Sin embargo, en 2020, con la declaratoria de emergencia por la epidemia de Covid-19, los ingresos y el gasto público cayeron, por lo que el endeudamiento tendrá una tendencia al alza no solo desde 2021, sino la prospectiva es por los próximos seis años.
“Se proyecta que para los años posteriores los ingresos públicos sean insuficientes para cubrir las necesidades del gasto. Por un lado, la crisis por Covid-19 aumentó las demandas de gasto a corto, mediano y largo plazo, lo que se traduce en una trayectoria ascendente del presupuesto para los siguientes años”, considera el estudio del CIEP.
A su vez, “los ingresos públicos cayeron a niveles de 2015 y aunque se estima una senda de recuperación, se espera que tenga un máximo de crecimiento en 2023, con 3.2%, a partir del cual disminuiría a un ritmo de 2.0% entre 2024 y 2027”, lo que generará igual una tendencia ascendente de deuda en lo que resta del sexenio de López Obrador.
LEG