Foto: Gabriela Esquivel / Abad y su familia se encuentran comúnmente en un bajopuente de Viaducto, pidiendo la caridad y el apoyo de los capitalinos  

Mientras que para muchos la Ciudad de México es una urbe de derechos y oportunidades, migrantes que se encuentran de paso en las calles de la capital del país han encontrado rechazo, discriminación y marginación por su origen, acento y color de piel.

Se trata de gente que lleva su vida a cuestas, que no posee más que la ropa que trae puesta y poco más, personas que duermen en la calle y piden ayuda para llegar al final de otro día y, quizá, poder llegar a su destino algún día.

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Abad Álvarez es un afrodescendiente originario de Belice, quien lleva seis meses viajando junto con su familia con la meta de llegar a Nuevo Orleans, en Estados Unidos; sin embargo, se encuentran varados en la CDMX, pidiendo en un bajopuente de Viaducto algo de comida o una moneda que les ayude a sobrevivir.

“Salimos en agosto de 2021, busqué oportunidades de trabajo aquí, pero me discriminaron por mi color de piel, recibí insultos y hasta me bajaron el sueldo por mi color de piel; me llegaron a decir ‘negro vete de aquí, negro estas haciendo las cosas mal’, y hasta ‘no quiero que me atienda ese negro’”, externó.

Mientras habla, su esposa carga a su bebé, recibiendo las pocas monedas de los automovilistas bajo el intenso rayo del Sol, que pega sobre el pequeño camellón en el que se encuentran, próximo al cruce de Viaducto con Avenida Coyoacán.

Durante un mes, Abad trabajó como mesero, empleo donde llegó a recibir insultos de los clientes; incluso el dueño del restaurante le redujo el sueldo para forzarlo a irse por su propia cuenta… Luego fue contratado en un autolavado, donde la situación se repitió.

Mientras que él y su esposa Dayan provienen de Belice, su bebé de cuatro meses de edad nació en territorio mexicano, por lo que han buscado registrarla para que pueda acceder a las vacunas gratuitas a las que tiene derecho.

Sin embargo, afirma que le han pedido documentos que él no posee, por lo que no ha podido proteger completamente a su niña.

Actualmente los tres duermen con otro grupo de migrantes, quienes se encuentran dispersos por toda la ciudad y se reúnen hasta la noche, escondiéndose de las autoridades migratorias para evitar ser deportados a su país.

Otros días, para evitar que los agentes de Migración sigan sus pasos, se dispersan y duermen en la calle, principalmente afuera de restaurantes.

Antes de dirigir de nuevo sus pasos hacia los vehículos, Abad finalizó pidiendo a las autoridades mexicanas dar facilidades de regularización o permisos para trabajar de manera legal, pues ellos solo buscan una mejor calidad de vida.

FRASE

“Prácticamente me están diciendo que es imposible registrar a mi bebé, solo porque los padres son extranjeros; la vacuna de un mes apenas se la pusieron hace unos días, pues una persona nos ayudó a costearla, pero todavía faltan de dos y tres meses”
Abad Álvarez
Migrante en CDMX

 

LEG