En las últimas semanas, la relevancia política y militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha aumentado enormemente gracias a Vladímir Putin. El ruso ha demandado a Occidente “garantías” de que Ucrania no se incorporará a la OTAN, ya que ello implicaría que las naciones del bloque defendieran a la ex república soviética en caso de un ataque ruso.
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La historia de la OTAN, que hoy agrupa el potencial militar de 30 naciones, incluyendo a Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, y otras, comienza en uno de los puntos más álgidos de la Guerra Fría. Fundada en 1949 para contrarrestar el expansionismo post-Segunda Guerra Mundial de Iósif Stalin, la OTAN partió de una premisa simple: un ataque sobre uno de los miembros (originalmente Estados Unidos y otros 11 países occidentales), implica un ataque sobre los demás.
A este principio, presente en el Artículo 5 del Tratado, se le conoce como “defensa colectiva”, y oficializó un giro radical en la política exterior estadounidense. Y es que por primera vez desde su fundación, los Estados Unidos, un país con una fuerte tradición aislacionista, vinculaba su destino diplomático y de seguridad a la de varias naciones de Europa, un continente que ya había producido dos guerras masivas durante el siglo XX.
Al operar como un “seguro de vida” para naciones ante intervenciones de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la OTAN siguió creciendo con el paso de las décadas. Grecia y Turquía ingresaron en 1952; Alemania en 1955; y España en 1982. Sin embargo, tras la caída del Muro de Berlín, la disolución de la URSS, y del Pacto de Varsovia (bloque socialista de defensa colectiva fundado en 1955 para contrarrestar a la OTAN), su argumento existencial parecía diluirse.
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Fue hasta la Guerra de Bosnia (1992-1995) y la de los Balcanes (1998-1999) que la organización intervino como actor decisivo, especialmente durante esta última, cuando realizó ataques aéreos durante 78 días para permitir que una fuerza multinacional entrase en Kosovo para detener la limpieza étnica ejecutada por Slobodan Milošević. La OTAN también participó en la Guerra de Afganistán (2001-2021), sin éxito para doblegar al Talibán.
Hoy la OTAN ha vuelto al papel protagónico, y si bien Ucrania no es un miembro, el propósito original del bloque de contener el expansionismo ruso sigue vigente gracias a Putin. Lo que está por verse es su efectividad.
LEG