Malala, la activista pakistani ha hecho una crítica a los estándares y prejuicios que rodean la vestimenta para la mujer y defiende el derecho de cada una a decidir.
La joven comenzó hablando desde su propia vivencia pues dentro de su activismo también encontró muchas trabas debido a su cultura. Cuando comenzó a ponerse frente a medios locales tenía tan sólo 12 años y sus propios familiares decían que las niñas no deberían ser vistas ni escuchadas pues la joven no cubría su cara para expresarse.
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Mala recuerda que cuando los talibanes tomaron Swat Valley los ya pesados chales que se acostumbraban dejaron de parecerles lo “suficientemente islámicos” y las burkas se volvieron obligatorias, ella las usó entre los 10 y 11 años.
Ahora, aunque las mujeres cambian su vestuario depende a regiones, comunidades y familia la realidad es que las mujeres y las niñas siguen vistiéndose conforme a las expectativas de su entorno pues esto determinará lo que piensan de ella y cómo será tratadas.
“Si no sigues el código de vestimenta establecido en tu comunidad eres una amenaza para la cultura. Para la religión eres un forastero no se puede confiar ni hacerse amigo” redactó Malala.
En otras partes del mundo las niñas han sido juzgadas por una visión occidental prohibiéndoles representar a su cultura por ejemplo al utilizar los hijabs.
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El pasado febrero el Estado indio de Karnataka prohibió en las aulas y universidades usar hijabs por lo que las niñas y jóvenes tienen que decidir entre ingresar a su salón de clases o quitarse el velo en las puertas de la escuela.
Entre este tipo de agresiones también se encuentran algunas las cometidas en escuelas de Estados Unidos donde se les pide a las niñas negras que deje de utilizar sus peinados o enviándole a sus casas para que acomoden sus cabellos afro.
“ Las mujeres y las niñas en todos los rincones del mundo entienden que si son acusada su agredidas en la calle es más probable que sea su ropa juzgada que sus agresores”
La Premio Nobel explica que tanto obligar a una mujer a utilizar burka o a quitársela es un caso de cosificación puesto que las mujeres constantemente son ordenadas en cómo y cuándo utilizar la ropa.
“Ya sea que una mujer elija una burka o un bikini tiene derecho a decidir por sí misma (…) No vengas con tus notas de vestuario”
Finalmente Malala explicó que a pesar de qué ha cambiado su vestuario tradicional aún mantiene algunas cosas en su forma de vestir como las bufandas y esta la hacen sentir cercana a su cultura y espera que de esta forma niñas de su pueblo puedan saber que es posible acceder a la educación y elegir por ellas misma al verse representadas.
GR