“Me duele porque va a terminar en una desafiliación. Me encantan los Gallos, pero lo merecemos”, aseguró Javier, fiel aficionado del Querétaro que fue testigo de lo ocurrido en el Corregidora y que le ha dado la vuelta al mundo, demostrando la enfermedad en el interior del futbol nacional en las gradas.
Javier no solo vio cómo fue el previo de la gresca en las tribunas del estadio que frecuenta, también a la gente que está para mantener el orden, resguardar a los violentos.
“El líder de la Resistencia Albiazul convocó a una invasión pidiendo ingresar por la norte, por la carretera 57, iba a ser una invasión. Sentí la tensión, los de la barra fumando marihuana y metiendo botellas. La policía solapa sus acciones y los cuida”, compartió en entrevista a 24 HORAS.
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El ritual del hincha queretano junto a su familia fue como el de cualquier otro juego de local, pero ahora presenció la primera visita de un niño a un estadio con la mejor intención, pero no el mejor final.
“Voy cada 15 días con mi tío, mis primos y mi hermano. Nos sentamos junto a un señor que acababa de llegar a Querétaro y fue con su hijo para enseñarle el equipo. Inculcarle el amor por los colores, era su primera vez… Ya me imagino el trauma de ese niño”, expresó.
Recuerda Javier que todo transcurrió con relativa normalidad hasta que una vez Atlas se puso en ventaja en el partido, comenzó el movimiento extraño. Pareciera que el tanto fue el detonante.
“Cayó el gol del Atlas y todo bien. Pero como al 60’, vi a la Resistencia romper el cerco, también la policía les abrió la puerta. Nos paramos y venía una marabunta. Agarré a mi sobrino de 15 años”.
Con voz de alivio en un relato tenso, Javier compartió con asombro y tristeza cómo logró salir del inmueble a ver la pasividad de la seguridad.
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“Fui de los afortunados que logró salir antes de que los policías nos intentaran amagar cerrando las puertas. La salida solo por la cancha cuando las salidas estaban ahí cerca. Le dije a un poli que iba a hacer una masacre. Me dijo ‘ya joven, ese no es su problema’”, dijo con pesar.
Condena enérgica a la nula acción de los elementos de seguridad que ha visto desde hace mucho, pero que el sábado le causó más asombro que nunca.
“No existe la seguridad, la policía nunca ha existido, es un chiste. Nunca han utilizado cubrebocas. Un policía hablando por cel mientras se pegaban”.
De manera inevitable, Javier vio a las víctimas de los cobardes que actuaron ventajosamente y con saña desmedida, lo que nunca podrá olvidar.
“No sé si estaban muertos pero no se movían. Estaban desangrados. Los desnudaban y les ponían tangas rojas. La gente asustada los saltaba. Iban niños”, agregó con dolor.
Después de la pesadilla en la Corregidora, Javier quedó desencantado del plan familiar de cada 15 días, el cual, ya tenía un antecedente.
“Pensé, a la mierda el futbol, no quiero volver a ir a un estadio. Ya nos había tocado en la Jornada 1 contra Pumas que le pegaron a mi tío y mi hermano y yo nos metimos para defender a mi familia, hasta que tiraron a mi tío y me aventé encima de él para taparlo”, añadió.
Entre varias versiones que se han soltado de cómo nació la gresca, Javier nos compartió qué fue lo que presenció antes y luego al momento de estallar los lamentables acontecimientos.
“Se hablaba de una invasión de Atlas a Querétaro, pero no pasó. Lo que sucedió fue que la Barra 51 del Atlas estuvo vandalizando algunos trapos de la Resistencia Albiazul.
Ellos vinieron a nuestra casa y los de Querétaro éramos más. También ellos estaban provocando, incitando a la violencia. Obviamente todo aumenta cuando hay alcohol y sustancias prohibidas. Pero yo no vi emboscada. Solo vi que los sacaron por donde estaban los camiones y había algunos de Gallos esperándolos, pero ya no supe luego qué pasó. Todos nos quisimos ir de inmediato”, finalizó.
FRASE
Cuando estaban entrando familias atlistas, les aventaban cervezas: Javier, aficionado del Querétaro
Se está satanizando al Querétaro y somos culpables por la pésima logística, pero los dos tuvieron la culpa y deben ser sancionados de manera ejemplar
LEG