Como cada año, las mexicanas salieron a marchar para exigir justicia por todas las mujeres y niñas que han sido víctimas de feminicidio y para las cuales aún no hay justicia. Salieron a protestar en contra de la impunidad, de la falta de equidad, para rechazar el acoso sexual y en demanda de libertad.

Cientos de mujeres jóvenes y maduras vestían playeras y blusas color lila y morado, la mayoría con cartulinas donde se leían sus demandas por el Día Internacional de la Mujer. Se estima que hubo una participación de 75 mil personas, de acuerdo con datos del secretario de Gobierno Martí Batres.

Todas al unísono gritaron consignas a todo pulmón, entonaron canciones como “Canción sin miedo” que se ha convertido en el himno feminista desde el año 2020 y que como la misma Vivir Quintana dijo “es una canción que ahora es de todas las mujeres”.

Mientras avanzaba la marcha, también tuvieron espacio para bailar al ritmo de “Negra yo soy” y de las butacadas, además se observaron presentaciones con aro y diversas formas de expresión durante la marcha que partió de distintos puntos como el Ángel de la Independencia, Monumento a la Revolución, paseo de la Reforma; para reunirse todas en el Zócalo Capitalino.

De los diferentes colectivos que salieron a manifestarse este 8 de marzo destacaron: la Colectiva Brujas maravilla, contingente separatista, es decir, que no acepta hombres; el Colectivo Rosas Rojas, sector de mujeres del Grupo de Acción Revolucionaria (GAR) que luchan por la emancipación de la mujer desde la organización independiente de las mujeres explotadas y oprimidas, es antipatriarcal y anticapitalista; el Colectivo Pan y Rosas, agrupación de mujeres trabajadoras, estudiantes y amas de casa anticapitalista, socialista y revolucionaria, la Amnistía Internacional, organización defensora de derechos humanos más grande del mundo que tiene sedes en varios países, incluyendo México.

También participó el contingente de Verdad y Justicia del Estado de México en el que sí se permitió la participación de hombres que quieran apoyar el movimiento. Así como grupos de mujeres que no pertenecían a ningún colectivo pero que salieron a manifestarse por la rabia y el coraje que han sentido con cada feminicidio, violación y desaparición de mujeres en el país.

“Considero que las marchas son una parte fundamental de todo lo que es el feminismo y lo que ha logrado en estos últimos años; es un movimiento que me ayudó a tener la fuerza necesaria para poner límites en vez de solo dejar que los hombres abusaran de mi de todas las maneras posibles y yo quedarme callada”, expresó con sentimiento una miembro de las contingentes independientes. Agregó que ella ha sufrido violencia sexual, física y pscologica por parte de los que fueron sus novios y no tuvo la oportunidad de denunciarlos porque se sentía culpable, además de que no contó con personas que la respaldarán, pero el día de ayer rodeada de tantas mujeres que también han sido victimas de violencia se sintió apoyada y comprendida.

Por otro lado, su compañera Isis Juárez expresó que hasta el día de ayer cada 8 de marzo era muy triste para ella porque lloraba mientras miraba a las demás mujeres saliendo a reclamar su derecho por una vida libre de violencia, pero este año en lugar de llorar decidió salir a gritar. “Grité muy fuerte, fue empoderante y liberador caminar y gritar con todas esas mujeres que han sentido esa misma rabia y ese mismo coraje, aunque hay acciones que personalmente yo no ejecutaría y tampoco apruebo del todo, pero pude comprobar lo que suponía desde hace tiempo: se necesita mucha valentía para plantarse frente a un Estado, un país y un gobierno que no protege a las mujeres, al que tampoco le importamos y que en lugar de responder, ataca. Porque quizás “no son las formas” pero el machismo, la violencia y el abuso tampoco lo son”.

Entre los momentos más significativos de la marcha está cuando las integrantes del colectivo Mujeres en Resistencia Pacífica regalaron flores a mujeres policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSC). Dicho colectivo que sale a marchar porque “no queremos ser las víctimas sumisas del patriarcado, no esperamos nada pasivamente del Estado, sus partidos e instituciones. Exigimos en las calles nuestros derechos llamando a un movimiento de mujeres y feminista independiente, para arrancar un derecho tan básico como que “no nos maten por ser mujeres”.

De igual forma resalta el grupo de agentes femeninas que se unieron a las manifestantes con la consigna “Policía consciente se une al contingente”, así como la participación de José Luis Castillo Carreón, activista social, conferencista y defensor de los derechos humanos, quien desde la desaparición en 2009 de su hija Esmeralda Castillo en Ciudad Juárez, Chihuahua marcha para exigir justicia por su hija y por las demás mujeres que han sido víctimas de feminicidio.

José Luis recibió la consigna “no estás solo” de parte de las asistentes y él por su parte les agradeció por levantar la voz por su hija y por todas las personas que han sido asesinadas y desaparecidas en el país con un emotivo “hasta la victoria compañeras”.

Ya reunidas en la explanada del Zócalo diversas manifestantes encapuchadas golpearon con martillos y patadas las vallas metálicas que resguardaban al Palacio Nacional, mientras otro grupo de mujeres logró derribar el semáforo ubicado en la esquina de la Plaza Constitución y Pino Suarez, lo que generó euforia en las demás manifestantes que se encontraban en la explanada y gritos con la consigna “sí se pudo”.

Así mismo, todas las mujeres hicieron retumbar la explanada del Zócalo saltando con la consigna “el que no brinque es macho”, se reunieron en círculo y le prendieron fuego a algunos carteles. Horas después, se empezaron a retirar hacia la entrada de Metro Pino Suárez dando por terminada la jornada de protesta.

A pesar de que la mayoría de los contingentes se manifestaron de forma pacífica hubo algunos grupos reducidos que vandalizaron monumentos, puestos de periódico, ventanales y señales de control de tráfico. De los cuales, los más polémicos fueron el destrozo de la entrada de Cristal del metro Hidalgo ubicada fuera del doctor Mora, en el cual integrantes del bloque negro que realizaron el vandalismo resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, por lo que fueron trasladadas a un hospital de traumotología y ortopedia en el sur de la Ciudad. Así como la agresión de una encapuchada hacia una mujer policía con un picahielos.

Tras la marcha, la Policía de la Ciudad de México reportó 25 personas que requirieron atención médica, de las cuales tres ameritaron traslado a hospitales: la policía herida en el rostro y las dos manifestantes embozadas que tumbaron la estructura de vidrio del metro Hidalgo.

 

PL