La guerra que libran Ucrania y Rusia tiene bien definidos los bandos y los aliados, pero los frentes de batalla donde se disputa la victoria están más allá de las zonas rojas: los medios y su discurso también juegan un papel estratégico.
Moscú y Kiev se culpan de la difusión de información falsa o cifras infladas sobre las bajas de sus respectivos adversarios y, junto con Occidente, pugnan por mostrar su propia argumentación sobre el origen del conflicto armado.
La narrativa rusa se basa en la defensa de sus fronteras; la occidental, en detener la ambición territorial de Putin y sus amigos oligarcas, nostálgicos del gran imperio ruso. Esta semana la editora de un programa de noticias en el Canal 1 de Rusia, el segundo más importante en el país, irrumpió en una transmisión en vivo para protestar en contra de la guerra.
Marina Ovsyannikova fue liberada y condenada a pagar una multa (aunque su caso no está cerrado), pero de fondo se encuentran los casi 800 presos que el régimen ha capturado durante las protestas de las últimas semanas. Para el Gobierno, las “protestas ilegales” y la difusión de “ideas falsas” son actividades que ameritan hasta 15 años de prisión, según una reforma en la legislación del país asiático que fue aprobada el pasado 4 de marzo.
Ucrania también camina sobre hielo delgado. En más de una ocasión, durante la lluvia de noticias que siguen de cerca el conflicto, se ha identificado que es armamento ucraniano el que ha impactado contra edificios, y de cuya detonación se culpa invariablemente a Rusia.
Desde el bloque occidental plataformas de difusión como YouTube, Twitter, Telegram, y la familia Meta han bloqueado por completo las cuentas que los medios rusos utilizaban para difundir su discurso, empezando por Russia Today (RT) y, por el contrario, promueve información en favor de los esfuerzos europeos y norteamericanos por lograr la paz.
Del otro lado, a Rusia le acompaña el aparato mediático en China, donde se difunde la batalla que da Rusia en contra del neonazismo y los abusos ucranianos contra las regiones separatistas prorrusas del Donbás.
Las fake news a veces causan más daño que los misiles.
Dejan la vida en campo de batalla
Además de una confrontación entre bloques por sus contenidos, los representantes de los medios de comunicación que cubren la invasión rusa en Ucrania se enfrentan a los riesgos naturales del conflicto, lo que incluye la posibilidad de perder la vida.
Cinco periodistas han muerto en los 20 días que ha durado la agresión militar lanzada por Vladímir Putin.
Apenas ayer se dio a conocer que un camarógrafo de la cadena estadounidense Fox News, Pierre Zakrzewski, resultó muerto; y su colega Benjamin Hall fue herido cuando su vehículo fue alcanzado por disparos en la localidad de Horenka, a las afueras de Kiev, detalló la directora ejecutiva de Fox News Media, Suzanne Scott.
Según el Kyiv Independent y Reporteros Sin Fronteras, la periodista ucraniana Oleksandra Kuvshinova murió también en el mismo incidente.
El domingo, el periodista estadounidense Brent Renaud murió en Irpín, cerca de Kiev. Según Ludmila Denissova, encargada de Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, al menos otros dos periodistas ucranianos también han sido asesinados.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
LEG