Tu router es tu puerta de acceso a Internet, pero, como toda puerta, si no se cierra y asegura correctamente, puede ser susceptible a vulnerabilidades. Un router desprotegido es sinónimo de riesgo: un hacker puede usarlo para acceder a tus dispositivos y a toda la información que contienen, sean fotografías, videos o archivos en general.
Puede que utilices tu ordenador para mirar películas y almacenar las fotografías de tus vacaciones en familia, y que pienses que no existen riesgos porque nadie se molestaría en robarte estos archivos, que solo tienen valor para ti. Pero una de las modalidades más comunes de ciberataques es el ransomware o secuestro de datos, en el que un hacker roba información valiosa para luego pedir un rescate (generalmente exigido en alguna criptomoneda) a cambio de recuperar los archivos secuestrados.
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Por esta razón, no es necesario que los archivos y la información que guardas en tu ordenador tenga un valor monetario real, mientras tenga un valor subjetivo para ti, para que puedas convertirte en el blanco de un ciberataque. Entonces, ¿Qué puedes hacer para proteger tu router?
Antes que nada, cambia el nombre de tu red y tu contraseña. Sobre todo, deberías asegurarte de utilizar una contraseña compleja (letras mayúsculas y minúsculas, números y caracteres especiales). Para realizar estos cambios debes saber cual es mi IP: accede a la ventana de comandos de Windows ([Ctrl + X] en Windows 10), escribe ipconfig y encuentra tu IP o Puerta de Enlace Predeterminada, que será, en general, un número de 8 caracteres. Luego, en un navegador, pega tu número de IP y accede, con tu usuario y contraseña, al administrador de tu router.
Otro aspecto fundamental en la protección de tu router es la encriptación. La mayoría de los routers modernos traen de fábrica esta configuración, pero suele venir desactivada. Asegúrate de habilitar la encriptación WPA2, que es, de las nuevas, la más recomendable. Esta configuración la manejas desde la misma página de administración que a la hora de cambiar el nombre de la red y la contraseña (accediendo desde un navegador con tu número de IP).
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Además de estas configuraciones de seguridad, algunos buenos hábitos consisten en apagar o desconectar tu router cuando no estés en tu casa, mantener actualizado el firmware de tu router (las actualizaciones se descargan, en general, del sitio web de la compañía que te presta el servicio de Internet, y la instalación de la actualización cambia en cada caso), crear una red secundaria para huéspedes (una red con un nombre y una contraseña diferentes, para segmentar el acceso a tu red y disminuir el riesgo de vulnerabilidades por parte de dispositivos ajenos) y utilizar un VPN o Red Privada Virtual, que es un sistema cuya función es ocultar tu IP y encriptar tu navegación en Internet, protegiéndote de ataques e invasiones a tu red.
Como decíamos al principio, estas prácticas y hábitos son útiles para todos, sin importar del uso que le des a tus dispositivos. Piensa en todo lo que conectas al Wi-Fi de tu router, en el valor que contiene la información que guardas en estos dispositivos, y en lo costoso que te resultaría (monetaria o sentimentalmente) perder esta información. Al fin y al cabo, los pasos a seguir para contar con un router más seguro son fáciles, y el resultado es la posibilidad de navegar por Internet libre del riesgo de un ciberataque.
LEO