A un mes de iniciada la llamada “operación militar especial” en Ucrania, el ejército ruso demostró lo que un sector de especialistas y corresponsales de medios internacionales ya anticipaban: su volumen es prometedor, su inteligencia, deficiente.
Después del 24 de febrero, el principal temor se fue concentrando en la toma de las ciudades más grandes (Lviv, Mariúpol), incluyendo la capital, Kiev, pues parecía una acción que, a más tardar, le tomaría un par de semanas a Vladímir Putin.
Sin embargo, 30 días después de la hoy evidente invasión rusa a la nación exsoviética, el control del territorio ha sido una de las principales frustraciones de Rusia.
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Formado como agente de la KGB, para el Presidente los cabos sueltos están prohibidos, y controlar al máximo nivel su entorno le obligó construir una especie de burbuja que hoy se hace evidente a través de su ejército, grande, pero ineficaz.
“Entre tanto secretismo, los comandantes militares no estaban preparados y algunos soldados fueron enviados a la frontera sin saber si quiera qué estaban haciendo”, narró a la BBC un antiguo funcionario de la CIA en Rusia.
De hecho, esta semana las fuerzas ucranianas, bajo el mando de Volodímir Zelenski, anunciaron que “recuperaron un suburbio importante de Kiev (Makariv)”, a pesar de soportar varios días de intenso bombardeo por parte de las tropas rusas. Esto les permitió retomar el control de una carretera clave y evitar que Rusia cerque la capital.
Otro signo: la confirmación de la muerte de varios altos mandos rusos en el frente. Ucrania asegura haber matado a cinco generales y un puñado de comandantes. Las fuerzas de resistencia claman que hay más de 15 mil soldados de Rusia caídos o heridos (de 150 mil que han participado, según inteligencia de EU). En tanto, Putin asegura que han tomado la vida de casi 3 mil uniformados de Ucrania.
AMENAZA AL INTERIOR
A la resistencia que ha presentado el ejército ruso se suma el apoyo que ha recolectado Ucrania de prácticamente todo Occidente, el envío de armas y municiones y las sanciones que se han aplicado a Rusia por parte de decenas de naciones.
Y son precisamente esas sanciones las que ya están generando presión desde el interior de Rusia, lo que se podría convertir en un segundo frente de batalla.
Gente peleando por el azúcar en supermercados, prohibición de redes sociales y tarjetas de crédito, la imposibilidad de viajar… son bombas de tiempo en suelo ruso.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
Recibe ONU propuesta franco-mexicana
Mientras el Consejo de Seguridad rechazaba la propuesta rusa para la mediación del alto al fuego en Ucrania, y en la que no reconocía su papel dentro de la invasión; la Asamblea General de la ONU analizaba otro proyecto, el promovido por las delegaciones de México, Francia y Ucrania.
El mensaje emitido por el representante permanente de México ante Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente, comunicó que la prioridad de la iniciativa es privilegiar una resolución humanitaria mediante el cese de hostilidades “aunque no todos los Estados miembros parecen estar de acuerdo con ello”, mencionó en referencia a las excepciones que Rusia solicitó en el documento sobre cualquier referencia “bélica”.
“Esta iniciativa humanitaria de la comunidad internacional es lo mínimo que merece el pueblo ucraniano, y deberá refrendar en los hechos lo que las Naciones Unidas pueden y deben hacer ante el sufrimiento de cualquier nación asediada por conflictos armados”, concluyó el mexicano en su mensaje.
Kiev nunca cederá anteinvasores, dice alcalde
El alcalde de la capital ucraniana, Vitali Klitschko, aseguró ayer que Kiev resistirá, y que las defensas harán tortuoso el avance ruso: “Estamos determinados a combatir en cada parte de la ciudad. Preferimos morir antes que arrodillarnos frente a los invasores”. Según Klitschko, aunque se siguen librando encarnizados combates al norte y el este de la urbe, “la localidad de Makariv y la casi totalidad de Irpín están ya bajo control de los soldados ucranianos”.
LEG