El presidente estadounidense, Joe Biden, arremetió contra su homólogo ruso Vladimir Putin por la guerra en Ucrania, al calificarlo como “un carnicero” que “no puede permanecer en el poder”.
En un emotivo discurso en el Castillo Real de Varsovia, Biden advirtió directamente a Rusia: “no piensen en mover ni una pulgada del territorio de la OTAN”.
La Casa Blanca se apresuró a atemperar los comentarios de Biden sobre Putin, al insistir en que Washington no busca un “cambio de régimen” en Rusia, sino que se refirió a la influencia de Putin sobre sus vecinos en la región. El Kremlin dejó clara su disconformidad.
Los ataques personales, dijo un cargo ruso, están “cerrando la ventana de oportunidades” para las relaciones bilaterales.
Biden acompañó sus duras palabras hacia Putin con un intento de apelar a la población rusa, al afirmar que “no son nuestro enemigo” y decirle que debe culpar a su presidente por las fuertes sanciones occidentales contra su país.
A los ucranianos les ofreció garantías de que “estamos con ustedes”, en momentos que unos 4 millones han tenido que dejar su país.
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El líder estadounidense también puso en duda los indicios rusos de que podría reducir sus aspiraciones militares para concentrarse en el este de Ucrania.
Biden dijo no estar seguro de que Moscú hubiera cambiado sus objetivos, que a su juicio han resultado en un “fracaso estratégico”.
Dos misiles rusos cayeron el sábado en un depósito de combustible en Leópolis, oeste de Ucrania, que hasta ahora ha estado al margen de los combates más intensos.
Al menos cinco personas resultaron heridas en el ataque, dijo el gobernador regional Maksym Kozytsky.
Putin envió tropas a Ucrania el 24 de febrero y prometió destruir sus fuerzas armadas y deponer al presidente prooccidental Volodimir Zelenski.
Pero su ejército ha avanzado poco en la toma de las ciudades clave y más bien ha bombardeado hospitales, edificios residenciales y escuelas, con cada vez más civiles muertos.
Inquebrantable
Biden, al concluir una visita relámpago a Polonia tras una serie de cumbres urgentes en Bruselas con aliados occidentales, se reunió en Varsovia con los ministros ucranianos de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, y Defensa, Oleskii Reznikov, en una clara muestra de apoyo a Kiev.
Ambos ministros salieron de Ucrania para la reunión, en una posible señal de su creciente confianza en la batalla contra las fuerzas rusas.
En un posible giro en los planes de transferir aviones de combate de la era soviética de Polonia a Ucrania, para reforzar su poderío aéreo, Kuleba dijo que Washington ahora no se opone, luego de que en febrero el Pentágono rechazó la propuesta por considerarla de muy “alto riesgo”.
Por su parte, Zelenski reafirmó en un mensaje por video su pedido de aviones, mientras urgió a los aliados aportarle más armas a su país.
“Necesitamos más municiones. Necesitamos proteger no solo a Ucrania, sino a otros países del Este de Europa que Rusia amenaza con invadir”, aseguró.
“¿Qué está haciendo la OTAN? ¿Está manejada por Rusia? ¿Qué están esperando? Han sido 31 días, solo pedimos 1% de lo que tiene la OTAN, nada más”, reclamó Zelenski.
A su vez, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, anunció otros 100 millones de dólares para que la policía y guardia fronteriza ucranianas adquieran vehículos blindados y equipo médico, según un comunicado.
Pérdidas ocultas
En el frente de combate, las fuerzas rusas continuaron combatiendo a los soldados ucranianos armados con equipo aportado por Occidente, desde las cercanías de Kiev hasta Járkov, la región de Donbás y el puerto sureño de Mariúpol.
La noche del sábado, el estado mayor conjunto ucraniano acusó a Rusia de “ocultar el número real de pérdidas humanas y materiales”.
En la región oriental de Járkov, cuatro soldados y un civil murieron el sábado cuando un bombardeo ruso golpeó una escuela en la localidad de Bervenkove, según autoridades ucranianas.
El ministerio ruso de Defensa informó de una batalla por el control de dos poblados cerca del bastión separatista de Donetsk y aseguró que un misil destruyó el 25 de marzo un depósito de armas y municiones en la región de Zhytomyr, al oeste de Kiev.
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Un convoy humanitario que salió del puerto sureño de Mariúpol, incluyendo ambulancias con niños heridos, llegó a Zaporiyia luego de quedar retenido durante dos días en los puestos de control rusos, según una funcionaria ucraniana.
“Las ambulancias con niños heridos también hacen fila. La gente ha estado sin agua y comida por dos días”, escribió la funcionaria en Telegram, criticando a las tropas rusas por “crear obstáculos”.
Las autoridades han dicho que temen que unos 300 civiles murieron en un bombardeo ruso la semana pasada sobre un teatro usado como refugio en Mariúpol, y que unas 170.000 personas siguen atrapadas en la ciudad asediada.
Resulta difícil verificar de forma independiente lo que sucede en el terreno.
Acostumbrados a las explosiones
En Járkov, donde las autoridades reportaron 44 ataques de artillería y 140 asaltos con cohetes en un solo día, los pobladores se resignaron a los bombardeos incesantes.
Anna Kolinichenko, quien vive en un apartamento de tres habitaciones con su hermana y cuñado, dijo que ni se han molestado en bajar al sótano cuando suenan las sirenas.
“Si cae una bomba, moriremos de cualquier manera”, comentó. “Nos estamos acostumbrando un poco a las explosiones”.
Los ataques de artillería en la ciudad de Brovary, al este de Kiev, cobraron tres vidas y una iglesia ortodoxa del siglo XIX fue destruida, según autoridades regionales.
Las fuerzas rusas también tomaron control de Slavutych, donde viven los trabajadores de la central nuclear de Chernóbil, indicaron autoridades regionales ucranianas.
Los habitantes del sitio protestaron, lo que llevó a las fuerzas invasoras a hacer disparos al aire y lanzar granadas de aturdimiento a la multitud.
En tanto, el alcalde de Kiev canceló un toque de queda de 35 horas y el ministerio británico de Defensa dijo que había contraataques ucranianos en marcha cerca de la capital.
El domingo por la mañana resonaron en Kiev y otras ciudades las alarmas de ataque aéreo, con advertencias a los pobladores de buscar refugio.
En tanto, el ministerio ucraniano de Defensa dijo que había rescató Trostianets, un poblado cercano a la frontera rusa que fue uno de los primeros en ser tomados por Moscú.
Imágenes publicadas por el ministerio mostraron a los soldados y civiles ucranianos entre los edificios seriamente dañados y lo que parecía ser equipo militar ruso abandonado.
Ante la inesperadamente dura resistencia ucraniana, el ejército ruso ha mostrado poca disciplina y moral, afectado por equipo a veces deficiente y utilizando tácticas que incluyen la brutalidad contra los civiles, según analistas occidentales.
Por su parte, la ministra británica de Relaciones Exteriores, Liz Truss, declaró el sábado que las sanciones de su país contra Rusia serían levantadas si Moscú acepta un alto al fuego y retira sus tropas.
Igualmente, Blinken comentó que las duras sanciones contra Rusia “no fueron diseñadas para ser permanentes” y que podrían “desaparecer” si Moscú cambia de comportamiento.