La nave Soyuz, con dos cosmonautas rusos y un astronauta estadounidense a bordo aterrizó ayer en Kazajistán, de regreso desde la Estación Espacial Internacional (EEI).
La llegada a la Tierra de los tres tripulantes se enmarca dentro de la actual invasión que Rusia mantiene en Ucrania, y que ha trastocado especialmente la relación del gigante euroasiático con Estados Unidos.
“La gente tiene problemas en la Tierra (…) la EEI es como un símbolo de amistad, cooperación. Muchas gracias, miembros de mi tripulación. Son como mis hermanos y mi hermana espaciales”, declaró Anton Shkaplerov, el cosmonauta que estuvo al frente de la estación hasta su partida. Con sus declaraciones afrontó la realidad que los recién llegados encontraron.
Mark Vande Hei y Piotr Dubrov se lanzaron a la estación espacial en abril de 2021, mientras que Anton llegó a la estación espacial en octubre, junto con una directora y actriz rusa que filmó la primera película en el espacio. A su regreso, los viajeros se encontraron con un mundo dividido, como desde hacía mucho no se veía, y con sus naciones ampliamente involucradas en el conflicto, pero no es la primerza vez que algo así sucede.
En mayo de 1991, el cosmonauta ruso Serguéi Krikaliov partió a bordo de la nave Soyuz para una misión de cinco meses en la estación MIR que orbitaba la Tierra. Su misión era rutinaria, tenía tareas de mantenimiento y todo transcurría sin problemas, pero en la Tierra era otra historia, pues a la Unión Soviética solo le tomó unos meses para fracturarse y caer.
Como consecuencia, Krikaliov estuvo más del doble del tiempo estimado para la misión, y a su regreso aterrizó en un país que ya no existía.
LEG