Ya sea en Francia, España, Reino Unido, o cualquier país de Latinoamérica, los gobiernos tendrían que pensarlo dos veces antes de tomar una decisión que pueda impactar en el abasto o el precio del combustible, pues una vez que eso sucede, el costo de la vida aumenta y deja ver que la distancia entre descontento y movilización social es muy corta.
La tarde de este martes, el presidente de Perú, Pedro Castillo, anunció el levantamiento del toque de queda instaurado un día antes en el centro de Lima, la capital, y el puerto de Callao, ¿el motivo?, las autoridades esperaban anticiparse a las movilizaciones y disturbios motivados por el alza al combustible y alimentos… y las restricciones no apagaron los ánimos de los manifestantes.
Por la mañana, las calles de la capital lucían vacías, salvo por las pocas personas que decidieron hacer caso omiso de la orden, aunque aún así no eran detenidas por agentes. En la tarde, la orden del Presidente fue pasada por alto, y los disturbios confrontaron a protestantes y fuerzas del Estado.
Hace una semana, el presidente Castillo enfrentaba su segundo juicio ante el Congreso por la petición de dimisión impulsada por sus opositores, quienes acusaban la falta de rumbo en su gobierno y el libre paso a la corrupción. Libró la batalla a su favor, pero una semana después el mandatario enfrentaba su primera protesta social, tras ocho meses en el cargo.
“Me están comunicando sobre los heridos, han sido atendidos inicialmente por los bomberos.
Son vándalos los que están atacando a la Policía”, dijo el ministro del Interior, Alfonso Chávarry, tras darse a conocer que cuatro uniformados habían resultado heridos. Castillo sostuvo una reunión con los líderes opositores… luego anunció que se suspendía el toque de queda, pero el daño ya estaba hecho.
Algunos manifestantes chocaron con los policías cerca del Congreso, mientras un grupo de ellos ingresó violentamente al Palacio de Justicia, situado cerca, donde causaron destrozos y sustrajeron computadores y otros equipos, según las autoridades.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
A 30 años, Fujimori espera sentencia
Treinta años después de dar un autogolpe en Perú, el octogenario expresidente Alberto Fujimori aún aguarda un dictamen de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para saber si sale o no anticipadamente de prisión.
La noche del domingo 5 de abril de 1992, Perú fue sacudido por la frase “disolver, disolver el Congreso” en boca de Fujimori, quien lanzó un autogolpe de Estado con apoyo militar.
Tras el anuncio de Fujimori, que le permitió asumir poderes absolutos, tanques del ejército salieron a las calles de Lima y rodearon la sede del Congreso y el Palacio de Justicia. Militares ocuparon diarios, canales de televisión y emisoras radiales.
Fujimori, quien gobernó de 1990 a 2000, fue condenado a 25 años de prisión por crímenes contra la humanidad tras ser extraditado desde Chile en 2007. La semana pasada, cuando parecía inminente su liberación, la (CIDH) pidió a Perú se abstuviera de liberarlo hasta revisar un recurso de familiares de víctimas; debe pronunciarse en próximos días.
CON INFORMACIÓN DE AFP
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