El presidente López Obrador se encuentra en sus horas más bajas. Las últimas semanas han sido de duras derrotas para un hombre que no acepta que nadie le diga que no y menos que abollen su proyecto de Gobierno.

A casi tres años y medio de administración, el tabasqueño había salido bien librado de la mayoría de las batallas; sin embargo, su estrella comenzó a decaer con la revelación del estilo de vida de su hijo José Ramón López Beltrán, quien contrario a la austeridad que pregona su padre, tiene una vida de lujos.

Las derrotas están a la vista. La Corte echó para atrás el candado para que funcionarios de alto nivel no pudieran emplearse durante diez años en empresas privadas que regularon. “Una atrocidad”, señaló el Presidente.

Su reforma eléctrica está en riesgo. El PRI, que vacilaba en apoyarla, finalmente determinó que votará en contra, lo que deja al partido de López Obrador –Morena—y a sus rémoras –PT y PVEM—sin la posibilidad de aprobarla. No tienen mayoría calificada.

Choca con Estados Unidos. Según el tabasqueño, el Gobierno de ese país hace “lobby” en contra de la reforma eléctrica, lo que provocó una visita no programada del embajador Ken Salazar a Palacio Nacional.

Hoy, la Corte determinará si la Ley de la Industria Eléctrica, impulsada por el propio López Obrador y aprobada por su mayoría en el Congreso, viola la Constitución. Parece que el Presidente no tiene los votos suficientes en la SCJN, lo que significaría una derrota ante un Poder que ha sido solícito con el tabasqueño.

El domingo es la votación para la revocación (ratificación) de mandato. La mayoría votará para que se quede, pero ahí no radica el problema. El propio Presidente ha dado instrucciones para que su gabinete, gobernadores, la jefa de Gobierno, legisladores federales y locales y alcaldes morenistas promuevan el proceso.

En esa campaña han violado la Constitución. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y el comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, utilizaron un avión oficial para trasladarse a Coahuila y a Sonora para impulsar la consulta del domingo.

Con el uso de recursos públicos para eventos partidistas, promover ilegalmente la revocación de mandato y atacar a las autoridades electorales, López Hernández contribuyó a deteriorar las negociaciones con la oposición. Quien llegó a Bucareli con el aura de negociador, mostró falta de oficio político.

En Palacio Nacional quieren que el domingo salgan a votar al menos 30 millones de personas; sin embargo, se estima que participarán alrededor de 15 millones, lo que sería una humillación para el ego presidencial, lo que lo radicalizaría aún más y pondría en riesgo los equilibrios y la gobernabilidad.

La baja afluencia sería el pretexto ideal para continuar su campaña para desaparecer al INE. Su propósito es asumir el control de las elecciones de 2024 para asegurar el triunfo de su candidata(o).

Muchas malas noticias para un hombre que nunca ha aceptado una derrota.

 

@maurijua