Ubicado dentro de las instalaciones del nuevo Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA), el Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinametzin, coloquialmente conocido como museo del mamut, es un espacio para recorrer y conocer un poco de la historia paleontológica de la región.
Como un reflejo de la esencia del recinto, su nombre, Quinametzin, es un término náhuatl que significa gigante y que hace referencia a una leyenda donde habitaron los colosos, los cuales se extinguieron antes de la llegada de los humanos, explicó la presidenta del Consejo de Paleontología del INAH, Felisa J. Aguilar Arellano.
El museo cuenta con cinco salas y un jardín temático, donde se puede conocer qué tipo de hábitat tenía la cuenca de México durante el pleistoceno tardío -hace más de 25 mil años- a todas las criaturas que vivieron en el lugar donde actualmente se encuentra el AIFA y sus cambios a través del tiempo.
En las exhibiciones permanentes están los restos óseos encontrados durante las obras de construcción del aeropuerto. El inicio del recorrido comienza con el colosal esqueleto de un mamut, el cual fue hallado casi íntegro -95%-; el 5% faltante fue sustituido con otros materiales y modelos de diversas especies en vida a escala real.
SALA POR SALA
La primera sala, explica Felisa Arellano, muestra información de los paleoambientes y la geología, de la información obtenida de los sedimentos donde se encontraban los fósiles, dando un perfil del área: tipo de hábitat y en qué momento se conformó.
La segunda está dedicada al mamut Colombino -mammuthus columbi- en la que se aborda la biografía de esta especie.
Explicó que se tiene la reproducción de una hembra con su cría. En este tipo de hallazgos se cuenta con información de diferentes edades, a través de las mandíbulas encontradas, explicó.
La presidenta del Consejo de Paleontología del INAH detalla que la sala tres integra la biodiversidad existente en el área durante el pleistoceno y pone en contexto al visitante sobre el ambiente y los organismos como: moluscos, aves, anfibios y reptiles, previo a la identificación de asentamiento humano el cual es el tema de la cuarta sala que habla del poblamiento humano.
Ésta habla del poblamiento humano, desde cuándo se conocen, los tipos de evidencia que se han dado a través de estudios arqueológicos, contando con cráneos recuperados y reproducciones de El Hombre del Peñón y La Mujer de Tepexpan.
VIVE EL JARDÍN TEMÁTICO
Ésta resguarda el jardín temático, donde se hace la reconstrucción de los organismos encontrados, es decir, se tiene el registro de la cuenca de México en vida, como el dientes de sable, el león americano, el camello o el caballo en escala, uno a uno, para ver cómo era la talla de esos organismos.
En la quinta se muestra cómo se han interpretado en el pasado las evidencias de estos organismos antes de que se difundiera y normalizara el concepto científico, a través de las interpretaciones e imaginarios que se tenía de estos gigantes que hoy se sabe son de mamuts.
ANÍMATE Y VISÍTALO
Estas vacaciones de Semana Santa podrían ser el pretexto perfecto para ir a recorrer este espacio y conocer a los gigantes
Dónde: Museo Paleontológico
Ubicación: Aeropuerto de Santa Lucía, San Rafael, Tultepec, Estado de México. CP 54960
Horario: martes a domingo de 9:00 a 16:00 horas
Costo: por el momento es gratuito
Cómo llegar: Hay autobuses que salen desde desde las 4 Centrales de Autobuses o del AICM el costo del viaje al AIFA será de 125; también puede ser en Metro y Mexibús.
Preservación de las piezas y de la historia
Todas las piezas exhibidas en el Museo Paleontológico Quinametzin llevaron previamente un arduo y cuidadoso tratado para su exposición, con el objetivo de que no se dañaran o destruyeran, afirmó la presidenta del Consejo de Paleontología del INAH, Felisa J. Aguilar Arellano.
Y es que, agregó, todo fósil debe llevar un proceso de limpieza y estabilización previo a su exhibición.
Después de la excavación, detalló, inicia una fase de limpia, en la que todo exceso de sedimentos es retirado a través de un tratamiento químico, para evitar que se pueda dañar.
Esta restauración-conservación, precisó Aguilar Arellano, permitirá manipular la pieza para la fabricación de soportes sin correr el riesgo de destruir el fósil; además, lo que se aplica no debe alterar o contaminar la muestra para futuros estudios, por lo que en este proceso se prioriza causar el menor daño a las muestras.
“Toda intervención que se tenga, que se pueda retirar en un futuro, pero sin que altere la pieza para futuros estudios”, subrayó.
Al excavar, la investigadora, se quitan las condiciones de temperatura, humedad y presión, por lo que aún después de la estabilización de los fósiles el área de exhibición debe contar con ciertos criterios para evitar daños.
Dependiendo del tamaño y estado de la pieza, prosiguió, este proceso puede ir desde dos a seis meses, sin contar el tiempo de excavación y estudio para su clasificación.
Dentro del museo del mamut hay una sala con la síntesis de los trabajos que se realizaron, que recrea uno de los frentes de excavación y explica las disciplinas asociadas al momento de la recuperación y estudio de las piezas. Para ello, se muestra un video al final de todo este proceso.
No paran la investigación y estudios de conservación
El museo del Mamut cuenta con su propio centro de investigación, construido con apoyo de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) de manera alterna al recinto, el cual integra una área de colecciones, un espacio de restauración-conservación y la zona exclusiva para el estudio de los materiales.
El objetivo del centro es avanzar en los estudios, procesos y enriquecer la información que se tiene.
Grupos de trabajo multidisciplinarios laboran en proyectos como el paleoambiente y paleoclima del noreste de la cuenca de México, los cuales dieron origen a la primera sala del museo.
LEG