El mandatario centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen partieron de nuevo en campaña este lunes para convencer a los electores que no votaron por ellos en la primera vuelta de la presidencial, de cara a una reñida segunda vuelta el 24 de abril.
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En Denain, una de las ciudades más pobres de Francia, cerca de la frontera norte, Macron tuvo que responder a muchas preguntas sobre el tema de pensiones, una de sus propuestas más polémicas. Una mujer le dijo: “Voté por usted pero lo lamento, usted no ama a los jubilados”.
El candidato de La República en Marcha (LREM) logró su boleto para la segunda vuelta con un 27.8% de los votos, mejor de lo que estimaban los sondeos, pero seguido muy de cerca por su rival de la Agrupación Nacional, la ultraderechista Marine Le Pen (23.1%).
Expertos dicen que ni Macron es “el nuevo candidato que encarna una forma de frescura”, como en 2017, ni Le Pen genera “tanto rechazo”, al haber trabajado su imagen y estar más en contacto con los ciudadanos franceses.
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La candidata de RN, de 53 años, dejó a un lado sus propuestas sobre migración y se presentó como la defensora del poder adquisitivo y de las clases populares. Macron busca resucitar su imagen de radical, hoy más difuminada durante la campaña de primera vuelta.
“Hemos llegado a esta segunda vuelta sin haber perdido la serenidad, la calma, la determinación, la convicción absoluta de que podemos ganar”, dijo este lunes Le Pen, que la víspera advirtió que lo que está en juego es “una elección de sociedad y civilización”.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
LEG