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Foto: Josué Pérez / Alfareros y artesanos ofertan piezas de barro como platos, jarras, tazas o macetas. También hay piezas hechas de madera, como trompos, baleros, yoyos o casitas de muñecas. Al otro lado de la banqueta están los dulces típicos mexicanos  

En Iztapalapa, las romerías de Semana Santa están de regreso en las calles y es que tras dos años de haber estado suspendidas por la pandemia de Covid-19, los artesanos y alfareros esperan una recuperación económica significativa, por lo que invitaron a las personas a visitar la alcaldía durante estas vacaciones.

La explanada del Auditorio Quetzalcóatl, ubicado sobre Ermita Iztapalapa, se cubrió de coloridas lonas, y bajo éstas hay alfareros que ofertan piezas de barro como platos, jarras, tazas o macetas. Más adelante, los artesanos limpian algunas de sus piezas hechas de madera, como el trompo, balero, yoyo o casitas de muñecas.

Al otro lado de la banqueta están los dulces típicos mexicanos, como la oblea, tamarindo, palanqueta y cacahuate. También las frituras se hacen presentes sobre la calle y en otro puesto, un vendedor de cuarzos le dice a una mujer qué color es el mejor para usar como amuleto.

Esteban Bravo, quien vende alfarería, dijo estar agradecido este año, pues recordó que la pandemia hizo que se suspendiera durante dos años esta romería, lo que impactó en su economía al ser la Semana Santa una temporada de altas ventas para su giro comercial.

“Nos afectó mucho no poder vender durante dos años, pero gracias a las autoridades, este año pudimos regresar por fin, y esperamos recuperarnos económicamente, que venga la gente a visitarnos y a consumir nuestros productos”, convocó.

Asimismo, Bravo celebró que hubo buena afluencia de gente durante el pasado Domingo de Ramos, pues resaltó que al estar cerca de la Catedral del Señor de la Cuevita, los visitantes aprovechan para recorrer los puestos y comprar algún artículo de su gusto.

Por su parte, Darío Espinoza, también artesano, festejó que este año pueda volver a vender sus productos de madera en Iztapalapa, ya que resaltó que ante la pandemia tuvo que resistir económicamente, pues sus ingresos los obtiene del comercio en romerías o ferias.

“Vengo de una comunidad de Michoacán. Llevamos tiempecito viniendo a Iztapalapa; traemos juguetes de madera y artesanía de barro elaborada en el pueblo, pero nos costó mucho trabajo aguantar dos años, pues estábamos acostumbrados a estar en romerías y ferias”, relató.

LEG