Pasarse semáforos en rojo, conducir a 144km/h en sentido contrario, no parar ante la policía y poner en riesgo a sus hijos fueron las infracciones que cometió una madre.
El suceso ocurrió en Southampton, Inglaterra, cuando Tegan Bulley conducía por las carreteras aledañas así como una zona residencial hasta alcanzar una velocidad de 144 km/h.
Agentes de tránsito -que se encontraron en la zona- se percataron que la mujer conducía a un BMW a gran velocidad por lo que iniciaron la persecución.
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La patrulla no tenía distintivos de la policía de tránsito de Southampton por lo que la madre no se detuvo al llamado de los oficiales.
Durante el trayecto, Bulley se pasó semáforos en rojo, condujo en calles de sentido contrario y no respetó los límites de velocidad.
Los uniformados perdieron de vista al BMW pero más tarde la encontraron y hallaron que en el vehículo viajaban dos niños (hijos de Bulley de cinco y ocho años) y sin tener asiento y cinturón de seguridad.
Tegan Bulley fue detenida y llevada a juicio.
La fiscal Siobhan Linsey presentó las pruebas contra la madre. Bulley las negó.
La defensa de Tegan alegó que la mujer pasó por una relación controladora con un hombre que indicó la abogada de Bulley era el que conducía el auto y ella trató de detenerlo.
“Ella intentó detenerse, pero antes de que pudiera, él le gritó que siguiera conduciendo y comenzó a amenazarla con que le quitarían a sus hijos si se detenía”.
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La policía no encontró al hombre que conducía el BMW.
Tras los cargos presentados contra Tegan, se declaró culpable por los cargos de conducción peligrosa, un delito que amerita prisión inmediata de entre 8 a 15 meses.
El juez Brian Forste sentenció a 80 horas de trabajo comunitario a Bulley además de pagar 10 libras esterlinas (259 pesos mexicanos) al mes durante un año.
LEO