Los enfrentamientos entre civiles palestinos y la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas -también conocida como el Monte del Templo por los judíos, Al-Aqsa en árabe-, ensombrecieron ayer las celebraciones que durante este fin de semana coincidieron para tres religiones.
Las fuerzas de seguridad israelíes informaron que manifestantes palestinos empezaron a recoger piedras en la explanada antes de la llegada de los judíos que sí pueden visitar este lugar (considerado como el más sagrado del judaísmo) a determinadas horas y bajo ciertas condiciones. En el sitio ya se habían reportado agresiones desde el viernes, cuando 150 personas resultaron heridas.
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Testigos y socorristas indicaron que al menos una decena de palestinos resultaron heridos tras la entrada de la policía a la Explanda para “restablecer el orden”. En total, más de 20 personas se sumaron al conteo de heridos que comenzó el viernes.
Desde la toma y posterior anexión de Jerusalén Este por parte de Israel, en 1967, no reconocida por la comunidad internacional, los judíos pueden entrar en la explanada a determinadas horas, pero no rezar en ella. La oración se realiza normalmente en el Muro de las Lamentaciones, aunque los judíos religiosos suelen rezar en secreto en la Explanada.
Este domingo coincidieron la misa de Pascua cristiana, las oraciones por Pésaj, la pascua judía, y por el mes musulmán de Ramadán en la Ciudad Vieja de Jerusalén. La enemistada asistencia reavivó las tensiones por una serie de ataques antiisraelíes en la región de Tel Aviv, seguidos de operaciones contraterroristas del Estado hebreo en Cisjordania ocupada.
Desde la Basílica de Plaza San Pedro, en el Vaticano, el papa Francisco abogó por un acceso libre a los lugares santos de Jerusalén. Y Naciones Unidas habría pedido una “desescalada” para evitar que las tensiones en Jerusalén se convirtieran en una guerra entre Hamás e Israel, como ocurrió el año pasado.
CON INFORMACIÓN DE AFP
LEG