El impacto económico de la guerra en Ucrania ya “salpicó” a cocinas de México, pues los precios de los aceites comestibles se han incrementado.
Los precios de estos productos en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey aumentaron 16% a tasa anual en la primera quincena de abril, al ubicarse en 37.99 pesos por litro en promedio, de acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), organización dedicada al análisis del sector agroalimentario.
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La paralización de actividades en Ucrania, las restricciones que estableció Rusia para regular sus propias exportaciones y temores de consumidores han elevado los precios de aceites comestibles, sobre todo los de girasol.
Ucrania es el mayor exportador de aceite de girasol en el mundo, responsable de más del 40% de la producción de aceite de girasol y cártamo, y el segundo mayor productor es Rusia, que exporta más del 20% del suministro mundial, según The Observatory of Economic Complexity, un sitio de visualización de datos para el comercio internacional.
El precio del aceite de girasol en marzo fue de mil 491.30 dólares por tonelada métrica, cuando en febrero se cotizaba en mil 472.35 dólares, mientras que en marzo de 2020 fue de de 730 dólares, de acuerdo con información de Indexmundi.
Ucrania ya no puede exportar debido a la guerra. Según su Gobierno, los puertos están bloqueados y los caminos y trenes permiten llevar al oeste menos de medio millón de toneladas de mercancías al mes, en su mayoría cereales, lo que equivale a 10 veces menos que antes del conflicto.
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La amenaza de que haya escasez y los precios altos del petróleo impulsaron las cotizaciones de todas las oleaginosas que sirven para producir aceite (colza, girasol, cacahuate, soja y palma) y que además son utilizadas como alimento para el ganado y como carburantes vegetales.
La guerra estalló en un contexto de tensión en el mercado de los aceites, después de un año difícil en 2021, y ante la expectativa de una mala cosecha de soja en Sudamérica.
Alicia Callejas, empleada de una tienda de abarrotes en la alcaldía Gustavo A. Madero, ha percibido el aumento, pues dice que marcas como Nutrioli pasaron de 37 a 52 pesos.
Una clienta de la Tienda Abarrotera Amiga, un supermercado mayorista, refirió que hace un mes el aceite 1-2-3 de un litro, que es el que habitualmente compra, le costó 33 pesos, pero ahora le cuesta 47 pesos. En supermercados Soriana y Walmart esta marca se encuentra en 49 pesos, mientras que en Tiendas 3B cuesta 47.50.
Otros productos que se han visto afectados son los que contienen cereales. El pan de caja chico costaba 27 pesos y actualmente se encuentra entre 31 y 35 pesos en los supermercados, mientras que hace dos meses el bolillo en Mercados Soriana costaba 1.80 pesos la pieza, y actualmente se encuentra en 1.90 pesos.
En los anaqueles de supermercados de varios países, el aceite de girasol escasea y los consumidores se apuran a llevarse botellas que quedan. En Madrid, algunos supermercados establecieron límites de cinco litros por cliente.
En marzo, los precios de los alimentos llegaron al nivel “más alto jamás registrado”, impulsados por los aceites vegetales que subieron 23.2%, según el informe de abril de la FAO.
Con información de AFP, Cristobal Eduardo, Lucía Medina y Elizabeth Nicolás
“Ahora tenemos que comprar del más barato”
Verónica, cocinera de un centro de acopio para personas de escasos recursos, relata que antes se cocinaba con un aceite de la mejor marca para que diera un “mejor sabor a la comida”, pero ahora compra del más económico.
“Por supuesto que hemos tenido que comprar aceite del más económico, porque ha subido de una manera que jamás había visto”, dice.
“Tratamos de ocupar menos para la comida”
La dueña de un puesto ambulante de comida refiere que para preparar su venta utiliza solo lo necesario de aceite, ya que “no me puedo dar el lujo de utilizar de más”.
“Siempre he preparado comida, sé cómo quedan los alimentos si se preparan con otras cosas y eso no le venderé a mis clientes. Ahora lo que trato de hacer es utilizar lo menos posible”, apunta.
“He pasado el aumento a otros productos”
El dueño de una taquería en Santa María la Ribera comparte que los gastos por el alza de los aceites los ha pasado a otros de sus productos.
“Hemos querido cambiarlos por otros más baratos, pero la calidad es lo que me preocupa. He tenido que pasar esos gastos a refrescos o inclusive mis tacos para lograr un equilibrio en mis ganancias”, admite.
LEG