La agenda de desarrollo actual que se promueve desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es conocida como la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Dicha agenda se conforma por 17 objetivos que se espera cumplir en 2030, por lo que también se le conoce como Agenda 2030. La pandemia provocada por el Covid-19 representa obstáculos y retrocesos para el cumplimiento de estos objetivos.

Es erróneo abordar la crisis sanitaria de manera fragmentada al resto de los problemas que demandan nuestra atención hoy en día. Esta pandemia nos ha hecho más conscientes de los riesgos globales que compartimos. La crisis de salud es una expresión más de la crisis sistémica, que se refleja también en la ecológica, económica, y en la social, entre otras.

Mientras que el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19, tuvo impactos que modificaron nuestros estilos de vida a nivel mundial en cuestión de unos pocos meses; la crisis ecológica ha tenido impactos que se observan de manera paulatina y dispersa. Quizá esto explique en parte el tratamiento separado que se ha dado a estos dos temas.

El Covid-19 ha hecho evidente la conexión existente entre salud y medio ambiente. Por ejemplo, la zoonosis son aquellas enfermedades que se transmiten de animales a humanos. Existen factores que aumentan el riesgo de zoonosis, a saber: deforestación, cambios en el uso de suelos, pérdida de biodiversidad, cambio climático, comercio ilegal o poco regulado de vida silvestre, entre otros. Dichos factores se encuentran vinculados a nuestros estilos de vida y patrones de consumo. Hemos debilitado los ecosistemas que nos protegen.

Una de las lecciones más importantes de esta pandemia es sin duda que la política ambiental y de salud se encuentran íntimamente vinculadas. A la conexión entre salud humana, salud animal y equilibrio ecológico, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha llamado One Health (Una Salud).

La OMS, en su Informe Especial sobre Cambio Climático y Salud publicado en octubre de 2021, concluyó que existe un vínculo indisociable entre clima y salud. De hecho, asegura que “el cambio climático es la mayor amenaza para la salud que enfrenta la humanidad”. Este informe se publicó previo a la COP 26 sobre cambio climático que se celebró en Glasgow, Escocia, a finales de ese mismo año. La intención fue que este documento sirviera de base para las negociaciones y no dejaran fuera el vínculo entre salud y cambio climático.

Diversos especialistas coinciden en que el resto de este decenio es clave para la toma de decisiones y acciones que nos lleven a un escenario seguro de habitabilidad del planeta durante el presente siglo. Es necesario analizar las lecciones que nos ha dejado el Covid-19 para replantear la agenda de desarrollo post 2030, en la cual el concepto One Health deberá ser central para que se promuevan políticas integrales y esto contribuya a evitar los enfoques fragmentados de atención a las crisis que prevalecen actualmente.

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