En México la violencia no cede; la inflación sigue en aumento –incluso harán un control de precios–, a las mujeres las siguen matando por el hecho de ser mujer; y lejos de atender estos problemas, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió soltar otro distractor.

El primer mandatario envió a la Cámara de Diputados su propuesta de reforma electoral, que pretende eliminar a los legisladores de mayoría relativa; es decir aquellos que hacen campaña, y propone tener un sistema de representación proporcional, que elige a los legisladores por listas que presentan los partidos políticos.

A pesar de las críticas, los legisladores de representación proporcional o plurinominales han dado “equilibrio” de fuerzas en el Congreso, permitiendo la presencia de las minorías en las Cámaras de Diputados y de Senadores.

Sin los plurinominales no habrían existido las bancadas del PAN o el PRD y mucho menos del PT y Partido Verde en los tiempos de la hegemonía priista.

La propuesta no es mala, pero existe una trampa. El Presidente propone eliminar la geografía distrital y en lugar de elegir a los diputados y senadores de cinco listas regionales, lo harían de 32 listas, pero algunas tan pequeñas que no permitirían la representación de los partidos chicos y sólo beneficiaría, una vez más, a los grandes.

Resulta difícil entender cómo un Presidente que llegó al poder democráticamente con 30 millones de votos, siga encaprichado con el pasado y, sin tomar en cuenta que ha sido beneficiario del actual sistema, sólo busca venganza por el presunto fraude que vivió en 2006.

 De ahí que pretenda eliminar al Instituto Nacional Electoral y convertirlo en el Instituto de Elecciones y Consultas y terminar con la autonomía del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al convertirlo en una Sala más de la Suprema Corte.

Busca que los consejeros y magistrados electorales sean electos por los ciudadanos y los candidatos serán propuestos por los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, lo que les resta toda autonomía que pudieran tener del Gobierno en turno.

 Propuso eliminar el financiamiento público ordinario a los partidos políticos, y que estos puedan sostenerse de aportaciones de simpatizantes y militantes, lo que abre la puerta al ingreso de dinero ilícito.

El presidente López Obrador sabe que su iniciativa tal como está no va a pasar en el Congreso; pero la simple presentación de su propuesta, ayudará a su partido a conseguir los votos para ganar los seis estados que se disputarán el próximo 5 de junio, y en las campañas escucharemos, otra vez las verdades a medias de la 4T que dirán que eliminan a los pluris, pero es todo lo contrario; y que se les dará menos dinero a los partidos, pero no explican de dónde vendrán esos recursos.

 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

El Presidente destapó al secretario de Gobernación como aspirante a la Presidencia de la República, ¿será que Claudia Sheinbaum debe correr más rápido y Marcelo Ebrard mantener el paso?

 

  @aguilarkarina