“Basta que alguien me piense para ser un recuerdo”, se lee en uno de los muros del café Vocablo Capítulo II. Este lugar, al igual que la primera sucursal (Vocablo Capítulo I), está muy lejos de ser un café más de la colonia Roma, en la alcaldía Cuauhtémoc.
Y es que sus muros coloridos llenos de poesía, el buzón que adorna el portón o el poema diario que se escribe en la pizarra son un atractivo para quienes transitan por las calles de la céntrica colonia. “Vocablo es el alma de la poesía”, aseguran sus visitantes.
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Vocablo II se ubica en Tehuantepec 72, en la Roma Sur, mientras que Vocablo I está en Guaymas 30, en la Roma Norte.
Si vas a estos lugares, te darás cuenta de que todo lo que observas es poesía: las paredes, el menú del restaurante, las tazas y hasta en las orillas de los platos. Su dinámica sobre este género literario convierte a las dos sucursales de Vocablo en restaurantes únicos.
“Hemos tenido muy buena respuesta y a la gente le agrada el lugar, la comida, la poesía en las paredes”, dijo Jennifer Cruz, titular del taller Arte Latte Brew y parte del equipo de Vocablo.
Sus proyectos sobre promoción literaria hacen de Vocablo I una sede para la cultura, pues constantemente abren talleres literarios, de barismo (preparación de café), arte latte brew y escritura creativa.
Además. en ambos locales se da la oportunidad para la expresión musical y para recitar algún poema. Otro de sus proyectos es prestar las instalaciones a todo tipo de público para presentaciones de libros, lectura de cuentos o recitales de poesía.
De cara al 10 de mayo, Día de la Madre, Vocablo tendrá algo especial para las reinas del hogar. “Haremos un acto de magia, así como lecturas de poesía y amuletos como ritual para madre-hija o hijo y tenemos preparado un postre especial”, adelantó Areli Juárez, diseñadora y también integrante del equipo.
Otro atractivo son sus buzones de poesía. Por tan sólo 20 pesos, cualquier persona puede escribir un poema e intercambiarlo por otro en estas cajas metálicas, ubicadas en las afueras de ambas sucursales.
“Me gusta la dinámica, aparte del café, es el buzón. Cada que vengo es dejar uno y llevarme otro; como no sabes qué te va a tocar, lo chido es eso; ya una vez que lo abres y lo lees te encuentras con cada poema que bueno”, contó Andrés, comensal asiduo de Vocablo.
LEG