El 25 de abril, tras numerosas especulaciones, Elon Musk llegó a un acuerdo definitivo con Twitter para su compra: 54.20 dólares la acción, cuando ésta rondaba cerca de los 48 dólares. El presidente de Tesla y SpaceX ofreció 44 mil millones de dólares; una vez completada esta operación a finales de este año, Twitter se convertirá en una empresa privada. Si bien Musk ha incursionado con gran éxito en las industrias de los vehículos eléctricos y la aeroespacial, ahora tendrá una participación preponderante en el universo de las redes sociales.
El valor de mercado de Twitter es de 39 mil millones de dólares, cifra por debajo de lo propuesto por Musk. Para ponerlo en perspectiva, Meta —conglomerado de Mark Zuckerberg integrado por Facebook, Instagram y WhatsApp— encierra un valor estimado de 518 mil millones de dólares, mientras que el de Alphabet —corporativo de Google, Android y YouTube— se ubica por encima de 1.56 billones de dólares. Ahora bien, Musk planea que Twitter deje de cotizar en la bolsa, lo cual podría traducirse en una menor transparencia en el manejo de la red social.
El hombre más rico del mundo concretó dicha compra bajo la premisa de incluir nuevas funciones, tales como: i) mejorar los algoritmos para que sean de código abierto e inhibir la censura; ii) eliminar los bots de spam; y iii) crear un botón para editar un tuit. “La libertad de expresión es la base de una democracia funcional, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”, sostuvo. En este sentido, se ha puesto sobre la mesa el eventual regreso a Twitter de personajes polémicos como Donald Trump, al igual que la posibilidad de que los particulares incidan en la “twiplomacy”.
El 4 de abril, Elon Musk dio a conocer que había adquirido 9.2% de la plataforma, con lo cual se convirtió en el mayor accionista de la empresa. Hasta hace unos días, la oferta de Musk no había sido bien recibida al interior de la junta directiva de Twitter, misma que diseñó un plan conocido como “píldora venenosa” encaminado a reducir la probabilidad de que cualquier entidad, persona o grupo obtuviera el control de Twitter a través de la acumulación de mercado abierto. Sin embargo, el empresario insistió en adquirirlo. Para ello, logró que Morgan Stanley y otras instituciones aportarán 25 mil 500 millones de dólares en financiamiento, así como 21 mil millones de dólares de capital propio.
Más allá de una red social, Twitter representa un espacio de contraste de ideas en el cual coexisten políticos, empresarios, líderes sociales, intelectuales y artistas que influyen en el curso de la discusión pública. Según el Pew Research Center, más de dos tercios de los usuarios estadounidenses afirman que dicha plataforma es una fuente de noticias importante. El poder y alcance de Twitter parecen atraer a Elon Musk; quizá ello explica que su intervención sea potencialmente disruptiva.
¿Será la libertad de expresión otra de las cosas que no hacemos?
Consultor y profesor universitario
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