Su entusiasmo por la literatura, mantiene viva la esperanza de Rey Fernando Vera García y Tania Mitanni Navarrete quienes con lo último que les quedaba de sus fondos decidieron abrir una librería, la cual también veían como el negocio que les permitiría ser su fuente de ingresos.
Los llamativos libros reposan en tres estantes lineales pegados a la pared de cara blanca, que se mira de frente a los cristales que permiten que los escasos marchantes puedan echar un ojo a un local diferente de todos los que están en el segundo andador del mercado principal de la localidad que algún día fue.
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Los intentos de descentralizar la cultura han sido constantes y el que ella esté presente en la periferia de la ciudad es gratificante para muchos, como el rincón que es Navegui, a diez minutos del metro Impulsora, en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México.
“Las bibliotecas públicas eran un gran oasis para mí, en especial las que se localizaban cerca de la secundaria a la que iba, por todos los problemas sociales que circundan en mi colonia. Pronto encontré uno de esos bellos recintos, muy dispuestos para ser visitados, cada que me iba de pinta pues eran sitios muy seguros para nosotros cuando jóvenes”, dijo Rey Fernando Vera García.
Así se venía gestando la creación de esta librería, un modesto espacio dedicado a la literatura infantil y juvenil, rico en títulos, autores y propuestas impulsadas por Fernando y Tania, una pareja de jóvenes egresados de letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Nos dimos cuenta de que teníamos una difícil misión, la de vivir de la cultura y poder dejarle algo a los niños de esta colonia, en donde crecimos y una opción como ésta que nunca existió”, agregó
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Navegui sobrevive en medio de dos crisis, la post pandémica y la que están sufriendo todos los mercados populares con el abandono de locales debido a las grandes plazas comerciales y tiendas departamentales que los han dejado en el olvido, como el caso de “El Carmen“, lugar de comercio en donde un par de tiendas de abarrotes, la venta de libros y una ludoteca en la que los niños pueden llegar a jugar y leer sin costo alguno, cortesía de la librería, son el alma de una construcción erigida hace varias décadas y que hoy se encuentra prácticamente en el abandono, con pasillos de penumbra constante y silencio inacabable, en el que uno podría pensar que se encuentra a solas
SUEÑOS QUE SOBREVIVEN
Cuando Rey y Tania llegaron a ser profesores de letras, lengua española y literatura, siempre intentaron recomendar los mejores libros y con ellos sacar a los chicos de la rutina; muchas veces yendo en contra del plan escolar de la SEP, quienes exigían libros para los cuales los chicos no estaban capacitados, ya que no tienen la experiencia de vida necesaria.
“No hay libros malos de ninguna forma, pero ciertamente algunos contenidos, algunas palabras e historias dependen de la experiencia vital que tiene un niño. Así que, aunque parece una frase trillada, los libros sí pueden cambiar el destino y la vida de muchas personas, sin importar la edad”, añade Rey Fernando.
La pareja debió viajar a España por razones de trabajo y durante su estancia conocieron los colectivos artísticos llamados Okupas, y decidieron implementarlo ahí, en Neza, pues lo consideraron algo extraordinario.
“Para entonces, teníamos familia con locales en un mercado público, aquí en El Carmen, en Nezahualcóyotl, en la colonia Plazas de Aragón pero que tristemente está en el olvido, prácticamente en ruinas.
“Con esta idea de los colectivos artísticos, de recuperar espacios, dijimos por qué no, vamos a intentarlo es el espacio ideal, es aquí donde hace falta” y desde entonces Librería Navegui marca una gran diferencia en ese sitio tan sui géneris, donde de jueves a domingo se imparten talleres de literatura, dibujo, pintura, música, videojuegos y hasta ciclos de cine y cuentacuentos.
Para estos jóvenes locatarios, los sueños sobreviven a pesar de las circunstancias políticas y sociales que atañen la zona en donde viven y al libro como objeto comercial más que cultural.
Sin embargo, la esperanza de lograr llevar textos que rescaten mentes prevalece y se nota en la calidez de su atención siempre atenta y cordial con la que reciben al lector y al curioso.
La periferia indica lejanía y los aventurados a llegar han de atravesar una avenida que divide el sentido vehicular por el Río de los Remedios, y aunque el camino es corto, la sordidez estética de autos abandonados, grafitis y basura, pueden hacer parecer al lugar poco agradable. Pero ya en el local 50 dentro de El Carmen, lo de afuera se olvida.
LEG