Cumplida su misión en México, Presidente, está usted listo para convertirse en el hombre que unifique a América Latina bajo su liderazgo amoroso, con árboles plantados en toda la región, desde los manglares en Nicaragua, hasta los camellones de Sao Paulo. Sí, se vislumbra un liderazgo de alcances casi planetarios, el subcontinente unido bajo el modelo sublime de las fritangas, el combustóleo y los detentes. Su lugar en los libros de texto está garantizado, pues, no solo en México, sino en dos decenas de países, como un Bolívar tabasqueño. El camino hasta la gloria universal; sin embargo, está empedradón, así que le sugiero desde esta tribuna, señor, que tenga en cuenta los siguientes obstáculos:
El primero es penitenciario. Los países que atesora más en su corazón se dividen entre los que tienen líderes perseguidos por la justicia internacional y los que están a punto de tenerlos por diversos motivos, desde los exponentes de la narcopolítica venezolana, Nico incluido, hasta Daniel Ortega con esa represión salvaje, sin mencionar que además está acusado de violar a su hijastra, hasta Evo con sus cuartelazos blandos, hasta Díaz-Canel, que además nos sale en un ojo de la cara, con los encarcelamientos de menores.
El segundo obstáculo tiene que ver con un presumible choque de egos. Está Bolsonaro, una especie de tocayo de usted (recuerde que se llama “Jair Messias”) y una figura muy parecida, por aquello del cristianismo duro y el odio a los cubrebocas, que justamente por ser tan parecido tendrá resistencias a un liderazgo distinto al suyo. ¿Que está a punto de ganarle, otra vez, Lula? Pues sí, pero con él sale peor, porque se suman los dos obstáculos mencionados: ya sabemos que le da por ponerse en plan “I´m the proletarian king of the world” para luego ir a dar a prisión por uñas largas. Queda Beto Fernández, al que no le da la cabeza ni para presidente municipal y que parece supercuate de usted, pero que cada que tiene un arrebato de independencia recibe un zape de Cristina Fernández.
De Costa Rica y Uruguay mejor ni hablamos: esos pueblos oprimidos no han entendido las virtudes de mandar el PIB a un menos ocho, los muertos por Covid a un más 600 mil y el dinero de los préstamos internacionales a hacer campos de beis. De la economía moral, pues.
Así que está difícil. Pero no existen los imposibles. Su hora universal llegará, oh, líder. Cosa de ponerse manos a la obra. Recomiendo empezar con el eje de la 4T: Mañaneras intercontinentales. No pueden fallar.
@juliopatan09