Uno de los oficios más representativos en la CDMX es el del organillero, y es que muchas veces al pensar en las calles de la capital se nos viene a la mente alguna de las características melodías provenientes de los organillos.
Pero el instrumento del que provienen los emblemáticos temas no hace todo el trabajo: son los organilleros quienes logran una armonía, pues deben de realizar un movimiento continuo y uniforme, además de hacerlo a la velocidad adecuada.
Hay organilleros que tienen cinco años trabajando y otros que llevan décadas. Las razones para desempeñar este noble trabajo son variadas: por tradición familiar, por gusto o por necesidad.
“Toda mi familia es organillera: mi papá, mi hermano, mi cuñado, todos somos organilleros. Quien inició fue mi hermano hace 17 años”, relató Rosario Carmona, quien desde hace siete años se dedica a este noble oficio.
Un punto benéfico de su trabajo es el horario, pues esta mujer es madre y le permite desarrollar labores en el hogar. Agregó que lo más difícil es cargar el organillo, ya que llegan a pesar entre 45 y 50 kilos. “La cargada es lo más difícil, este organillo pesa 47 kilos”, precisó.
Rosario señaló que al inicio es difícil cuando la gente no coopera con alguna moneda, pero con el tiempo esa sensación se pasa, y el ánimo cambia cuando sí apoyan o se detienen con gusto a escuchar la melodía.
“Antes uno se enojaba, pero después ya no, más cuando te dan algo; ayuda mucho que te cooperen o que te regalen una sonrisa”, aclaró.
Por su lado, Estela -quien lleva cinco años como organillera- coincidió en que lo más difícil del trabajo es cargar el organillo: “Lo que más disfruto es tocar el cilindro y lo más difícil es cargarlo; pesa casi 50 kilos”.
Abundó que ella se dedica a esta labor porque necesitaba un trabajo: “Me dijeron que aquí se podía y ahora ya no lo quiero dejar”.
Diversos organilleros advirtieron que con la pandemia sus ingresos bajaron mucho, pues la gente sale menos y muchos ya no tienen dinero como para estar cooperando: “Con la pandemia los ingresos han caído, luego está todo muy tranquilo y casi no nos dan”.
La falta de apoyo es la principal causa de que esté en peligro este oficio lleno de tradición y que ha sobrevivido al paso de los años.
FRASE:
“Estamos en peligro; luego ya no nos quieren dejar ponernos. Hubo un tiempo que hasta nos escondieron los cilindros, como ya casi no nos cooperan…”
Raymundo García
Organillero
LEG