“Europa sin Rusia está coja. Rusia sin Europa está triste…”, dice Álvaro de Marichalar Sáenz bajo la cúpula de la embajada de Rusia en México, donde se hace acompañar del embajador, Víktor Koronelli, para anunciar su próxima expedición, una en la que busca emular el recorrido que en su momento hiciera el explorador Magallanes.
Ahora, la motivación del protagonista no tiene que ver con llegar al fin del mundo o descubrir que la Tierra es redonda, sino con homenajear aquella histórica expedición de 1519 mientras blande -en medio de una guerra en Europa-, un discurso abiertamente eurasianista, y una búsqueda por hacer consciencia sobre el daño que la contaminación hace a los ecosistemas marítimos.
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El aventurero, un aristócrata que en su país, España, tiene acumulados logros como miembro del Ejército del Aire, empresario inmobiliario y de telecomunicaciones, fundador del partido político conservador Omnia Europa, y marinero durante los últimos 30 años, se dispone a darle la vuelta al mundo como en su momento lo hiciera la expedición que encabezó Fernando de Magallanes en 1519, y con la que demostró que la Tierra era redonda, al navegar en una sola dirección.
“Es emocionante estar en Rusia, el país más importante de Europa, honrando a esos europeos que supieron arriesgarlo todo para demostrar dónde estamos”, dice el aventurero, quien recuerda ese capítulo de la historia y lo enmarca dentro del halo de “la leyenda negra de España”, una campaña de desinformación e hispanofobia bajo la que estuvo el país europeo durante los siglos XVI y XVII y que, a parecer de algunos, sigue vigente.
Según el español, aquella situación recuerda, en términos mediáticos, a la que se enfrenta Rusia en medio de la intervención militar que mantiene en Europa del Este, pues una vez que estalló la guerra, sus medios fueron bloqueados en casi la totalidad de las plataformas de difusión, un acto que el Kremlin señala como flagrante censura por parte de los países occidentales y que, sin embargo, no se compara con los públicos arrestos y persecuciones que el Kremlin lleva en contra de comunicadores que hagan críticas al gobierno de Vladímir Putin, quien por cierto mantiene preso al líder opositor, Alexéi Navalni.
En 2010, Marichalar se hizo con la doble nacionalidad tras contraer matrimonio en 2010 con una ucraniana de nacionalidad rusa, un acto que combina con la admiración y el cariño que le profesa al gigante asiático y a sus dirigentes.
Entre las pláticas de aventura, objetivos y la logística del viaje que realizará durante 15 meses, el marinero también habla sobre la grandeza de una gran Europa, una dentro de la cual contempla a Rusia… como durante décadas lo han hecho personajes defensores del pensamiento eurasianista cercanos al Kremlin, como el filósofo Aleksandr Duguin y el patriarca Kirill, quienes han justificado, incluso antes de que sucediera, la intervención rusa en Ucrania en virtud de una sola y reivindicada “Europa”, una que no se vea eclipsada por el poder y la influencia de potencias occidentales.
AR