El presidente López Obrador no va a cambiar en lo que resta de su sexenio, ni su estilo personal de gobernar -confrontativo, retador e intolerante- ni su forma de ejercer la gobernanza -unipersonal, incuestionable e inflexible-. Eso está más que claro.

El carisma de AMLO es incuestionable; ya sea con sus subordinados en su Gobierno y en Morena o con sus muchos leales absolutos en todo el país. Sin embargo, está en graves problemas; sus opositores políticos, medios de comunicación y millones de ciudadanos están hartos de la inseguridad, las descalificaciones y la incertidumbre en el futuro de México.

Existen muchas probabilidades de que las próximas elecciones estatales marquen un nuevo punto de inflexión político. Del 6-0 que Morena presumía tener en cuanto a victorias -y todas por paliza-, hoy el marcador más probable sería un 4-2 (a favor de Morena) y con resultados más cerrados que los esperados inicialmente. Al día siguiente, 6 de junio, arranca el proceso electoral para las gubernaturas en el Estado de México y en Coahuila, los dos tienen una enorme importancia como referente de las elecciones de 2024.

Faltan algo más de dos años, para que todos aquellos que desean tener un Gobierno incluyente y realmente representativo tomen acciones de corto plazo que permitan: A) Mantener unificado al dique opositor en el Congreso, B) Fortalecer a la Alianza por México y que se consiga incluir, por lo menos, a Movimiento Ciudadano para ser realmente competitivos, C) Iniciar cuanto antes, la difusión del significado de un Gobierno de Coalición a fin de que los ciudadanos entiendan su importancia y las reglas mínimas para su funcionamiento.

No se puede seguir pensando que la solución sea de nuevo: “Quítate tú para que me ponga yo”. Hemos fracasado muchas veces con esa fórmula y los resultados después de tantos años son desalentadores: inequidad, inseguridad e injusticia. Y lo más preocupante, la amenaza real de una regresión democrática.

En un futuro Gobierno de Coalición deben estar presentes, de alguna forma, la mayoría de las expresiones políticas en México y que el sentimiento de la falta de representatividad no sea la excusa para no respetar la ley o a las instituciones de la República.

Hay que ser claros, no deben estar ausentes aquellas personas afines a Morena que sí creen en la democracia. No se pueden ignorar muchas de las causas que llevaron a Morena y a su candidato al poder: una corrupción inaceptable y el rezago injustificable de millones de mexicanos que siguen viviendo en condiciones de pobreza y sin oportunidades para su desarrollo integral.

AMLO desvirtuó y pervirtió a Morena, pues las causas de su lucha inicial, no sólo no han desaparecido, desafortunadamente se han acrecentado. De allí la importancia de que todos sean tomados en cuenta en 2024.

Podemos seguir en esta interminable historia de descalificaciones y reproches y cancelar casi definitivamente nuestro futuro, o desde ya, identificar lo que sí nos es común e indiscutible: seguridad, justicia, salud, educación, inclusión social, derechos de minorías y libertad sin condicionamientos.

Urge un nuevo lenguaje político y que nunca más se divida a los mexicanos en traidores o patriotas. En México existen, sin duda, miles de mujeres y hombres capaces de señalar y potencializar nuestras enormes capacidades antes que exaltar nuestros defectos que, sin ser pocos, nunca superarán nuestras virtudes.

Superemos esta etapa que, tal vez, fue necesaria. Hoy, la solución requiere imaginación, talento y amor por México.

@Pancho_Graue

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