Entre grandes desarrollos inmobiliarios de hormigón y cristal, al Poniente de la capital, se ubica el callejón de Andrómaco, un sitio que resiste a la gentrificación de la zona conocida como “Nuevo Polanco”.
Con poco más de 90 años de existencia, sus habitantes se resisten a la idea de vivir en una extensión de Polanco, pues señalan con orgullo que su colonia es la Ampliación Granada.
Al interior de esta pequeña calle (que no tiene acceso vehicular), los vecinos tienen pequeños negocios de comida o puestos de dulces, a donde incluso acuden empleados de los edificios corporativos de la zona, pues los precios son más accesibles al bolsillo.
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El lugar es limpio y, aunque el callejón es pequeño, caben unas cuantas mesas que se van llenando a la hora de la comida.
Y aunque es de libre acceso (cuenta con dos salidas en línea recta) el camino luce tranquilo debido a la falta de vehículos motorizados en el interior.
Bertha Sosa tiene de 64 años de edad y es secretaria de Finanzas de Andrómaco por un Futuro Mejor AC, comentó que vivir en esa zona era bastante tranquilo hasta hace unos años, pues señaló que con la llegada de extranjeros al sitio se volvió un caos, dado que aumentaron los automóviles y la vialidad se convirtió en el estacionamiento predilecto.
“Vivir aquí era muy tranquilo hasta hace 25 años, pues no existía este tipo de desarrollos, había empresas que empleaban a los vecinos; sin embargo, ahora la relación que llevamos con nuestros vecinos no es buena, siendo que ellos llegaron a invadirnos”, expresó.
En este sentido, la mujer externó que los desarrollos inmobiliarios en la zona han generado un impacto significativo, pues los han desterrado de un parque donde jugaban los niños, además de que funcionaba como punto de reunión ante los sismos, por ello llamó al alcalde Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, a visitar el callejón de Andrómaco y atender sus peticiones.
Por su parte, Martín Sosa, de 59 años de edad, recordó con nostalgia cuando la zona era casi de puras fábricas; ahora lamenta la gentrificación que ha sufrido el lugar, pues señaló que ésta les ha traído problemas de agua y drenaje en la colonia, pues el alcantarillado sigue siendo el mismo de hace 40 años.
“Es complicado vivir aquí por la cantidad de gente que llega o mejor dicho la población flotante, es estresante para mí, pues no me acostumbro a estar con demasiada gente, y es que los desarrollos inmobiliarios nos han generado escasez de agua y problemas en el drenaje”, externó.
En tanto, mencionó que los vecinos han sido víctimas de actos discriminatorios por parte de los habitantes de los grandes condominios, pues en algunas ocasiones desde los departamentos les han arrojado latas de cerveza cerradas y bolsas de carbón, además de que hay quienes, al verlos en la calle, los miran con rechazo.
FRASE
“Al señor Tabe le diría que volteará a vernos, y sí lo tuviera de frente le diría que el parque era nuestro punto de reunión ante los sismos y ahora no tenemos parque, y muchos de nuestros niños no tienen a donde salir a jugar”
Bertha Sosa
Vecina del callejón Andrómaco
“Es un barrio antiguo de la ciudad que ahora es vecino de varios desarrollos inmobiliarios, y el espacio de resistencia puede verse desde el ámbito cultural, pues no han sido absorbidos por estos, a la vez que preservan sus tienditas”
Salvador de las Rosas Urbanista de la UNAM
Salvador de las Rosas, urbanista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó que el callejón de Andrómaco, en la alcaldía Miguel Hidalgo, ha resistido a la gentrificación y el desplazamiento, pues preserva la cultura popular.
“Es un barrio antiguo de la ciudad que ahora es vecino de varios desarrollos inmobiliarios, y el espacio de resistencia puede verse desde el ámbito cultural, pues no han sido absorbidos por estos, a la vez que preservan sus tienditas”, comentó.
En una entrevista, el especialista explicó que el callejón ha resistido al fenómeno de la gentrificación, es decir, cuando una persona con mayor nivel adquisitivo ocupa el espacio respectivo de otra persona que existía originalmente en ese punto.
Asimismo, señaló que este callejón experimenta ahora el fenómeno del desplazamiento, donde un entorno se empieza a modificar para satisfacer las necesidades y los deseos de la nueva población, por lo que la zona cada vez responde menos a las necesidades de la población original.
Respecto a sí las viviendas en el callejón de Andrómaco pueden alcanzar un precio similar al de los departamentos de la zona, De las Rosas expresó que no, pues externó que el suelo se calcula por su potencialidad.
“No, el suelo no se mide por lo que tiene construido, sino por lo que se puede construir en él, es decir por su potencialidad”, dijo.
En tanto, sobre los departamentos que se ofrecen a través de redes sociales y páginas inmobiliarias en una zona denominada Condesa Sur, cuando en realidad se trata de Tacubaya, el académico señaló que se trata de una estrategia de mercadotecnia.
“Se trata de un mecanismo de mercadotecnia, en donde se trata de vender una imagen que sea atractiva a los compradores o inversionistas, así como existen colonias o barrios que tiene el calificativo de jardín, bosques o paseos, aunque no existan estas características ambientales, se utilizan estos atractivos para hacer más llamativos los proyectos”, dijo.
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