Los buceadores arqueólogos ajustan sus máscaras y se lanzan desde el barco en una cala de Marsella, al sur de Francia, en el Mediterráneo. A 37 metros de profundidad llegan a la entrada de la gruta Cosquer, un Altamira o Lascaux submarino de más de 30 mil años de antigüedad cuyos muros -al menos los que aún permanecen secos-, ofrecen grabados y dibujos del Paleolítico superior, en particular animales marinos, focas y pingüinos, algo único en los grandes sitios de la arqueología prehistórica.
Hoy en día, el lugar está amenazado por el agua. Tras un alza súbita de 12 centímetros del nivel del mar en 2011, las mareas altas avanzan algunos milímetros año tras año, y pone a los científicos franceses en una carrera contrarreloj por su conservación.
Los buzos intensifican sus exploraciones para tener, por ejemplo, una representación virtual de la gruta en la que se han catalogado hasta 600 entidades gráficas.
El 4 de junio se tiene prevista la apertura al público de una réplica a tan solo unos kilómetros de la original, en Marsella, descubierta por casualidad en 1985 por Henri Cosquer, buceador escafandrista profesional.
DIAGNÓSTICO
229
figuras de 13 distintas especies han sido identificadas en los dibujos
24, 700, 000
de dólares, el costo del proyecto para la construcción de la réplica
1985
el año en que fue descubierta la gruta por el buzo Henri Cosquer
33 mil años
la antigüedad de los registros más longevos en la cueva de Marsella
LEG