Dar voz a las comunidades migrantes invisibilizadas en Costa Rica fue la intención de El mito blanco, una película dirigida por Gabriel Serra y que a través de un viaje de ferrocarril por la sierra de este país, adentra al espectador de manera sensible y profunda en temas que definen el contexto actual de Latinoamérica, como el exilio, el conflicto del cacao y la marginación sociopolítica.
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En Costa Rica existe el mito de que su población es mayoritariamente blanca, del cual parte el título del largometraje. “Es una percepción bastante generalizada que niega la existencia de una multiculturalidad y una diversidad racial étnica presente desde antes que llegaran los españoles”, comentó Gabriel Serra en entrevista con 24 HORAS, añadiendo que de acuerdo con un artículo antropológico de BBC Mundo, los costarricenses se perciben más blancos que el resto de la región centroamericana.
Lo anterior probablemente se deba a lo que sucedió a finales del siglo XIX, cuando políticos, científicos y demás debatieron sobre cómo se quería construir la identidad nacional de Costa Rica. “Como muchos otros países de Latinoamérica ellos querían una nación llena de europeos, que llegaran con fuerza laboral y un gran conocimiento en distintas áreas.
Comenzaron a abrir su frontera a una gran migración para que se pudieran mezclar con los costarricenses y saliera una mejor raza”, explicó Serra.
Asimismo, Gabriel Serra destacó que cuando estuvo viajando dentro de Costa Rica para la investigación de su obra, la gente se sorprendía al descubrir que provenía de Nicaragua y su tono de piel era claro, vivencia personal que reafirmó su interés por dar a conocer la historia de familias como las de Maritza, Emerita Bejarano y Janis Howlet, protagonistas de la película de origen nicaragüense, panameño y afroantillano que buscan proteger su cultura e idioma.
Para Gabriel, el tren que aparece en su largometraje, mismo que lleva de San José a más de un millón de personas a sus trabajos, fue la excusa perfecta para transmitir la verdadera imagen racial de Costa Rica, pues éste es uno de los símbolos de la diversa identidad costarricense, ya que vinculó en su construcción a migrantes asiáticos, italianos, afrodescendientes y nicaragüenses, además de que lleva a aquellas zonas marginadas.
“Costa Rica fue el país que abrió su frontera a la crisis sociopolítica nicaragüense. Ahora hay más de 100 mil exiliados políticos y el anterior gobierno se portó de una manera respetuosa, amigable y solidaria”, explicó Serra. No obstante, considera que aún resta trabajo para incluir a estos pueblos migrantes en las políticas públicas costarricenses y sobre todo en la educación, ya que aportan con sus orígenes e historias a la cultura y raíces del país.
Por otra parte, Serra mencionó que en su filme “Janis nos lleva a un lugar secreto donde él tiene un montón de árboles de cacao guardados como si fueran tesoros”, debido a que la situación actual de esta planta es una metáfora del olvido del estado costarricense sobre culturas como la afroantillana, para la que un fruto como éste tiene el mismo valor que el oro y lamentablemente se vio afectado por monilia, una plaga que llegó por las plantaciones de la empresa Banana Fruit Company e intereses propios del gobierno.
“Centroamérica ha sido la República Bananera o la Banana Republic de los norteamericanos. Empresas como Banana Fruit Company se aliaron con el gobierno, apoyaban construyendo trenes, se volvieron un monocultivo y exterminaron a otros, y por lo tanto, a ciertas culturas para su beneficio”, resaltó el director.
El mito blanco es una coproducción entre Costa Rica, Nicaragua, México y está disponible de forma gratuita en FilminLatino hasta este 2 de junio. Después de este periodo, la película permanecerá por dos años en la misma plataforma pero en modalidad renta.
¿Sabías que?
Costa Rica fue el país que abrió su frontera a la crisis sociopolítica nicaragüense. Ahora hay más de 100 mil exiliados políticos y el anterior gobierno se portó de una manera respetuosa, amigable y solidaria.
LEG