Abrazos, no balazos. Y al que se le ocurre criticar los malos resultados en materia de seguridad pública, recibe una respuesta cargada de los lugares comunes de la 4T, de los insultos habituales del Presidente, mientras se deteriora la vida social en el país. 

Van a ser muy altos los costos de la descomposición social y el abandono de cualquier estrategia de combate al crimen organizado. Aun si pronto se rectificara la estrategia fallida, controlar los alcances del crimen organizado será muy difícil. 

Son los militares correteados por los delincuentes, son los retenes de la delincuencia organizada que no ve mal el presidente Andrés Manuel López Obrador. Es esa terrible vista gorda de la 4T ante los feminicidios y en general la actitud pasiva del Gobierno ante el crimen. 

Eso es algo que hoy pueden ver con claridad hasta sus propios seguidores y así queda de manifiesto en las diferentes mediciones que se hacen de la percepción de la inseguridad. 

El Gobierno actual no está dando resultados y eso ya lo pueden ver hasta sus más fieles seguidores y ahí están los números. 

El 66.2% de los ciudadanos, consultados en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del primer trimestre de este año que hace el INEGI, considera que es inseguro vivir en sus ciudades. Y seguro que, bajo los parámetros de estigmatización social de la 4T, esos 7 de cada diez mexicanos no son conservadores. 

Y poco ayuda al Presidente en su imagen atacar tanto a los médicos mexicanos y apapachar en sentido contrario a los seres humanos que solo son criminales, porque en las mediciones de popularidad de López Obrador se deja ver que hay una percepción negativa de su trabajo en materia de combate a la inseguridad. 

En la encuesta habitual que hace Consulta Mitofsky la popularidad presidencial ha caído en picada, porque la paciencia se acaba, la inflación sube, el dinero no alcanza y la inseguridad es creciente. 

El 50% de los encuestados en un sondeo de popularidad de López Obrador cree que la inseguridad ha empeorado, contra un 23% que piensa que estamos mejor. Esa misma encuesta ya le da solo el 54.6% de aprobación a un Presidente que hace apenas seis meses tenía una aprobación del 66%. 

Muchas zonas del país están tomadas por el crimen organizado, estados completos califican como estados fallidos y lo que hace el Presidente es enojarse porque la sociedad hace escándalo solo porque los delincuentes imponen retenes en el Triángulo Dorado, donde no hay presencia del ejército, y amenazan y deciden quién tiene derecho a transitar por los caminos del país. 

La respuesta de López Obrador son los mismos lugares comunes de costumbre, que si Calderón, que si García Luna, que si los conservadores, en fin. 

La diferencia es que la paciencia de feligreses y detractores ya se agotó ante tal nivel de violencia. 

La realidad, más allá del modelo de comunicación de este régimen, que busca minimizar el costo político de sus desaciertos de Gobierno, es que la descomposición social y la inseguridad serán difíciles de reparar durante varias generaciones. 



  @campossuarez