El hombre armado que mató a tiros a cuatro personas en un hospital del estado de Oklahoma fue a asesinar al cirujano al que culpaba del dolor que sufría tras una operación de espalda, según informó el jueves la policía.
El sospechoso, identificado como Michael Louis, irrumpió el miércoles en el hospital Saint Francis de la ciudad de Tulsa con un rifle y una pistola, en el último tiroteo masivo en Estados Unidos.
Louis había sido operado recientemente por el cirujano Preston Phillips en el hospital y había llamado a la clínica para quejarse de los dolores de espalda que sufría, dijo el jefe de la policía de Tulsa, Wendell Franklin, durante una rueda de prensa.
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La policía encontró una carta del sospechoso en la “que dejaba claro que entró con la intención de matar al doctor Phillips y a cualquiera que se interpusiera en su camino”, dijo Franklin.
“Culpaba al doctor Phillips del dolor continuo tras la operación”.
Además de Phillips, las otras víctimas fueron otro médico, una recepcionista y un paciente.
“Se interpusieron y Lewis los abatió a tiros”, dijo Franklin, añadiendo que el atacante se suicidó después.
El sospechoso compró una pistola semiautomática en una armería local poco antes del tiroteo, dijo la policía.
Este último ataque masivo se produce mientras Texas entierra los restos de los 19 alumnos y 2 maestras asesinados la semana pasada en un colegio de primaria de Uvalde.
Estas tragedias han dado lugar a llamamientos a favor de una legislación más estricta en materia de control de armas.
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Según el Gun Violence Archive, este año se han producido en Estados Unidos 233 tiroteos masivos (aquellos en los que cuatro o más personas resultan heridas o muertas en un solo evento, sin incluir al tirador).
KA