El Banco Central Europeo (BCE) anunció el fin de sus medidas de apoyo monetario y de compras de activos y un alza de sus tasas a partir de julio para tratar de contener el desborde de la inflación.
Las decisiones, anunciadas al final de una reunión del Consejo de Gobierno de la institución en Ámsterdam, marcan un punto de inflexión tras años de dinero barato y abundante en la zona del euro, compuesta por 19 de los 27 países de la Unión Europea (UE).
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Aunque otros grandes bancos centrales ya han comenzado a endurecer su política monetaria, el BCE “quiere subir las tasas de interés en 25 puntos básicos en la reunión de julio”, antes de “otra subida en septiembre”, indicó un comunicado.
A esto le seguirá “una serie” de subidas de tasas “en los próximos meses en función de las perspectivas de inflación a medio plazo”, explicó la presidenta del BCE, Christine Lagarde. La última vez que el BCE subió las tasas fue en mayo de 2011.
Desde diciembre, el BCE se enfrenta a la aceleración de la inflación, agravada por la guerra de Ucrania. El alza de precios en mayo alcanzó 8.1% anual, con 14 de los 19 países de la eurozona por encima de esta media.
Se trata del nivel más alto desde la introducción de la moneda única en 1999 y cuatro veces superior al objetivo del BCE, de un alza de precios de 2%.
“La inflación es indeseable” y el BCE “se asegurará de que (la curva) vuelva al objetivo”, prometió Lagarde.
El BCE elevó significativamente sus previsiones de inflación hasta 2024, que será de 6.8% en 2022, 3.5% en 2023 y 2.1% en 2024.
Además confirmó que pondrá fin a sus compras netas de activos el 1 de julio, un requisito previo antes de empezar a subir las tasas. Junto a tasas de interés que llegaron a ser negativas, estos programas encabezaron sus esfuerzos para combatir la deflación.
LEG