Sentado en la banqueta y con ayuda de unas pinzas, José Lugo le da los últimos detalles a una camioneta de redilas en miniatura, hecha con restos de lámina, madera y mucha creatividad, la cual le ha servido para replicar vochos (como se conoce en México al antiguo Volskwagen Sedan), un helicóptero y hasta una locomotora.
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En el barrio de Cuautepec, alcaldía Gustavo A. Madero, José se coloca junto con sus artesanías frente a la estación Campos Revolución, de la Línea 1 del Cablebús.
Ahí, el señor de 76 años vende sus creaciones a los transeúntes que pasan, algunos de los cuales se detienen a preguntar por el precio o simplemente para observar.
Hasta hace poco José era taxista, pero como muchos otros la pandemia de Covid-19 le trastornó su rutina, aunque en su caso fueron sus hijos los que le pidieron dejar el volante.
“Tengo cuatro meses haciendo esto, era taxista, pero con lo del Covid mis hijos no me dejaron salir a trabajar, entonces empecé haciendo un vochito, no me gusto y lo deshice tres veces hasta que me saliera como quería”, narra a 24 HORAS.
Sobre si observa alguna imagen para tratar de replicarla en sus creaciones, el ahora artesano resaltó que no, pues prefiere echar mano de su imaginación, creatividad y memoria para consolidar sus piezas.
“Todo lo conservo aquí abajo de mis cabellos, lo que veo en la calle lo hago”, dice con orgullo.
En cuanto al proceso de elaboración de las piezas, Lugo señaló que se lleva alrededor de ocho días en realizarlas, pues cada una es única y requiere un nivel de trabajo, complejidad y dedicación diferente.
Lugo señaló que su ánimo se encuentra en alto, pues quienes le han comprado sus creaciones se las han llevado para decorar libreros y mesas de centro… En ocasiones hay quien trata de regatear su trabajo, pero afirma que se mantiene firme por principio, pues sabe el trabajo y amor que ha invertido en cada una de sus piezas.
LEG