El tiempo, la edad y las responsabilidades no pasan en vano, y esta semana le han pasado factura a otra lideresa de la política y la diplomacia internacional, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y expresidenta de Chile, Michelle Bachelet.
“Ya no soy una mujer joven. Después de una larga y rica carrera quiero volver a mi país, con mi familia”, explicó la también médica, luego de anunciar que no se postularía para un segundo mandato como Alta Comisionada durante la 50 sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.
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De 70 años, Bachelet fue nombrada en el puesto por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en 2018. Para ese momento, la diplomática ya arrastraba consigo una vasta carrera marcada, sobre todo, por la dictadura de Augusto Pinochet.
Y es que en 1973 vivió en carne propia el golpe militar del 11 de septiembre. Al año siguiente, su padre, Alberto Bachelet, murió a causa de las torturas por mantenerse leal al gobierno del derrocado mandatario socialista Salvador Allende. Bachelet pasaría su vida y su carrera buscando estar a la altura de su padre.
La posterior captura de ella y de su madre a manos del régimen terminaría en el exilio de ambas mujeres. En 1979, Michelle regresó a Chile para graduarse de sus estudios universitarios de medicina tres años después.
Pediatra de profesión, se convirtió en madre de tres hijos, y en 2006 se convirtió en la primera mujer presidenta de Chile, una hazaña que repitió en 2014 con un segundo mandato, en el que impulsó el matrimonio entre personas del mismo sexo y la despenalización del aborto.
Durante su discurso de ayer -el último que emitirá ante el Consejo-, Bachelet instó a los presentes a seguir privilegiando la vía del diálogo. “Hay que estar preparado para escuchar al otro, entender sus puntos de vista y trabajar activamente para encontrar un terreno común”, enunció.
Luego de un reciente viaje que la Alta Comisionada realizó por China, recibió duras críticas por la “tibieza” demostrada ante las violaciones de Derechos Humanos que ocurren contra las minorías musulmanas, pero la diplomática aseguró que ese episodio no habría influido en su decisión.
El jefe de la ONU, Antonio Guterres expresó su tristeza ante la partida de una mujer que “vivía y respiraba los derechos humanos”.
LEG