Las implacables restricciones que las autoridades en China impusieron como parte de su política “Cero Covid” al fin han dado resultado… aunque no el que esperaban.
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Millones de hisopos, desecho de la aplicación masiva de pruebas PCR, tubos, envolturas, cubrebocas y residuos generados por las protecciones utilizadas por el personal de salud y la población llenan los vertederos desde la capital Beijing y hasta Shanghai en la costa del este del mar de China.
Con dicha estrategia, el gigante asiático es la única gran economía que se esfuerza por erradicar las infecciones a cualquier precio para evitar que los hospitales queden desbordados ante una baja tasa de vacunación.
Pero las exigencias llegan a ser insostenibles, con normativas como la implementación de tests a menos de 15 minutos de marcha de cada residente en todas las ciudades de al menos 10 millones de habitantes.
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“La cantidad de desechos médicos que es generada a diario es de una magnitud casi sin precedentes en la historia de la humanidad”, estima Yifei Li, experto en Medio Ambiente de la Universidad de Nueva York en Shanghai.
Las autoridades de Shanghai indicaron el mes pasado que cerca de 68 mil 500 toneladas de residuos médicos habían sido producidos durante el confinamiento de la ciudad solo en el periodo entre mediados de marzo pasado y principios de este junio. La cifra supone una cantidad diaria seis veces superior a lo habitual para la capital de 26 millones de habitantes.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
LEG