El sacerdote jesuita Javier Campos Morales, Padre Gallo, acumulaba casi 50 años de servicio en la sierra Tarahumara.
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Originario de la Ciudad de México, nació el 13 de febrero de 1943, pero su niñez y adolescencia las vivió en Monterrey, Nuevo León. Posteriormente ingresó al Instituto de Ciencias en Guadalajara, Jalisco. Ingresó a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1959, a los 16 años, para ser ordenado sacerdote el 8 de junio de 1972 en la capital del país.
El Padre Gallo, tan solo un año después de su ordenamiento, se fue a la sierra de Chihuahua, región en la que fungió como párroco en Guachochi, Chinatú y Cerocahui, en esta última comunidad ocupó el cargo de vicario de pastoral indígena de la Diócesis de Tarahumara.
Campos Morales hablaba rarámuri y dedicó gran parte de su vida a la ayuda de comunidades de esa región del país, por lo que tenía arraigo entre la población.
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Junto a él, Joaquín César Mora Salazar, El Morita, acumulaba 46 años al servicio de la Compañía de Jesús, en la sierra.
Nació el 28 de agosto de 1941 en Monterrey, Nuevo León. Ingresó a la Compañía de Jesús el 30 de julio de 1958, a los 16 años. Fue ordenado sacerdote el 1º de mayo de 1971 en su ciudad natal.
Misionó en la sierra Tarahumara durante durante 6 meses, en Sisoguichi, donde fue vicario cooperador
Fungió como vicario parroquial en Chínipas hasta 2006, posteriormente ejerció ese cargo en Cerocahui, hasta el momento de su muerte.
Pedro Eliodoro Palma fue el guía de turistas que buscó refugio en la iglesia a cargo de los sacerdotes jesuitas.
LEG