Entre junio de 2021 y 2022, los precios de algunos de los insumos alimenticios más básicos que requieren las familias mexicanas para la preparación de alimentos se dispararon hasta en 150%.
En un comparativo de precios máximos de alimentos que se ofrecen en la Central de Abasto de la Ciudad de México–según datos del seguimiento de la canasta básica de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) al 21 de junio–, se registran variaciones al alza que van del 7% hasta 150%, entre los que se encuentran verduras, proteínas y abarrotes, principalmente.
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El chile serrano, uno de los principales ingredientes que caracterizan a la comida mexicana, pasó de 14 a 35 pesos por kilogramo, equivalente a un aumento de 150% en su precio. El chile poblano, ingrediente principal para la preparación de uno de los platillos más emblemáticos en México, el chile en nogada, incrementó de 15 a 30 pesos, lo que representó un alza del doble de su precio.
Otras verduras que destacaron por su aumento fueron la papa, que ahora se adquiere hasta en 35 pesos, cuando el año pasado estaba en 18 pesos, un alza de 94.4%, y la cebolla, una de las verduras más básicas en los hogares mexicanos, se ofrece hasta en 19 pesos, mientras que junio de 2021 las amas de casa pagaban unos 10 pesos, un repunte del 90%.
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En el caso del aguacate –siendo México el principal productor y exportador de dicho alimento– la variación porcentual fue de 76.4% y la diferencia monetaria fue de 52 pesos, pues mientras en 2021 se adquiría en 68 pesos, ahora su precio puede llegar hasta 120 pesos por kilogramo.
En el caso de los abarrotes, trasciende el aceite comestible por su destacado uso en la preparación de alimentos al momento de freír El incremento fue de 35 pesos a 55 pesos, hasta 20 pesos de diferencia, lo que significa un alza de 57.1% en su precio.
En cuestión de proteínas, el huevo –que solía considerarse un alimento económico– pasó de 31 a 40 pesos y subió 29%, y el costo del kilogramo de bistec de res creció hasta 175 desde los 148 pesos en que se comercializaba para el sexto mes del año pasado.
En el más reciente reporte del Inegi se dio a conocer que la inflación general anual se ubicó en 7.88% en la primera quincena de junio, pero en su interior, los rubros relacionados con la alimentación mostraron variaciones superiores.
En el Índice Nacional de Precios al Consumidor, el apartado de alimentos procesados, bebidas y tabaco reportó una variación anual de 11.71%; las frutas y las verduras, de 13.29%, y los productos pecuarios, 15.12%.
Los aumentos en los alimentos no pasan desapercibidos por las amas de casa y por quienes se dedican a la venta de comida.
La señora Magdalena, quien vende tamales en la alcaldía Iztapalapa, dice que la cebolla y el chile son ingredientes esenciales para la preparación de sus productos, no obstante, enfatiza que ha observado un alza generalizada en todos los alimentos de consumo diario, lo que la ha orillado a aumentar los precios de 13 a 18 pesos.
“Son cinco pesos y uno dice, no es mucho si nada más compras uno, pero las personas venían a comprar para toda la familia. Ahora ya nada más vienen por dos o tres, o mejor ya ni vienen”, relata la mujer, quien agrega que “está cruel la situación”.
Leticia, quien es ama de casa, y cuyo hogar está integrado por tres hombres y ella, señala que los aumentos más drásticos que ha detectado son en el aceite comestible, pero principalmente, la carne porque es el alimento que más solicitan en su hogar.
“Para mí es bien desesperante los precios de la carne, el bistec, el pollo, porque como en casa tengo puro hombre, es lo que más me piden y es lo más caro que hay. Pido 100 pesos de carne de res y me dan medio kilo, y antes me daban el kilo completo o casi”, comparte la mujer.
“Lo que he hecho para tratar de engañarles el hambre es complementar con soya, o con una verdura bien condimentada para que no pidan mucha carne, porque de otra forma, puros frijoles”, añade.
El alza de los alimentos en México, y a nivel mundial, se da en un contexto en el que persisten las irrupciones en las cadenas globales de proveeduría y el surgimiento de la invasión rusa a Ucrania.
Y una de las principales consecuencias de la guerra en Europa del Este es el aumento en los precios internacionales de los fertilizantes, que son esenciales para los rendimientos del campo, y cuyo principal país exportador a nivel global y para México es Rusia, lo que implica mayores presiones en los precios ya de por sí influenciados por las consecuencias de la pandemia.
LEG