El rock no ha muerto
Héctor Zagal
(Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)
Mañana, 13 de julio, se celebra el Día Mundial del Rock. Esta fecha conmemora el concierto “Live Aid” del 13 de julio de 1985. Varias bandas se unieron para recaudar fondos destinados a Somalia y Etiopía, que entonces pasaban una crisis de hambruna debido a una terrible sequía en la región del “Cuerno de África”. El concierto se realizó de modo simultáneo en dos sedes: Londres, Inglaterra, y Filadelfia, EU. Algunos de los artistas participantes fueron la banda Queen, Phil Collins, U2, David Bowie, Madonna, Elton John, Led Zeppelin, Wham!, Judas Priest, Tina Turner, Bob Dylan, Stevie Wonder y Mick Jagger, entre otros.
¿Les cuento la parte fea de la historia? Parece que de los 100 millones de dólares destinados para Etiopía, sólo el 5% llegó a las víctimas. ¿A dónde fue a parar el resto? Entre 1974 y 1991, Etiopía era controlada por el dictador Mengistu Haile Mariam, líder detrás del Terror Rojo, una época de purgas violentas contra los detractores de su régimen. El dinero recaudado para paliar la crisis humanitaria, según los testimonios de algunos rebeldes, habría sido destinado en su mayoría para la compra de armas y el mantenimiento de la milicia.
Aunque el reggaetón parece dominar la radio, la televisión y la red, el rock no ha muerto. ¿Han visto la nueva temporada de Stranger Things? Sin dar ningún ‘spoiler’, les cuento que en el último capítulo de la temporada presenciamos a Eddie Munson, uno de los personajes más queridos de esta nueva entrega, interpretando un clásico del ‘heavy metal’: “Master of Puppets”, de Metallica. Después de este capítulo la popularidad de la banda y la canción explotaron entre las nuevas generaciones, esas que, dicen algunos, “no saben nada de buena música”. Lo mismo pasó después de que la canción “Running Up That Hill”, de Kate Bush, apareciera en el capítulo 4 de la nueva temporada de Stranger Things. Si las nuevas generaciones son tan inmunes a la buena música (sic), ¿por qué el furor por música de hace casi 40 años? Quizás porque lo bueno, con el tiempo, sólo se hace mejor.
Pero vale la pena preguntarnos a qué nos referimos con buena música. Para disfrutar de Bach uno no necesita ser un músico experimentado ni un experto en teoría musical. Sin embargo, tanto ser músico como un teórico del tema nos permitirían ir más allá del mero gozo estético y apreciar las cualidades técnicas de una composición, su lugar en la historia musical, su pertenencia a un género o más y su originalidad. Lo mismo pasa con Queen, Yes, Pink Floyd, Janis Joplin, Blondie o The Cranberries. No necesitamos saber la relación entre el rock psicodélico y el rock progresivo, ni las particularidades del ‘soul’ y el ‘R&B’, ni las características del ‘new wave’ o el ‘grunge’, para disfrutar de su música. Y si la disfrutamos, podemos decir que es “buena”. La popularidad de una canción, que sea “buena”, no depende de un conocimiento musical especializado. La mayoría de las personas que escuchamos música no tenemos ese conocimiento, pero todos tenemos un sentido estético capaz de sentir y disfrutar una pieza musical. Y si nos gusta, si nos hace sentir y nos dice algo, ¿por qué no decir que es buena?
Si Bad Bunny es popular es porque dice algo. Si ahora Metallica y Kate Bush son conocidas por adolescentes y jóvenes que nunca se habían interesado en ellas, es poque les dicen algo, los hacen sentir, los hacen gozar de la música. Quizás el que hayan descubierto su música en una serie que tiene como centro a adolescentes que no son tomados en serio por adultos facilitó las cosas. Que los adultos señalemos los gustos juveniles como “basura” no es la mejor manera de entablar un diálogo y compartir gustos.
Sapere aude! ¡Atrévete a saber!
@hzagaal