Entre el llanto y plegarias, una aldea en el oeste de Guatemala sepultó este sábado al joven indígena Melvin Guachiac, de 13 años, el primer repatriado de los 21 guatemaltecos muertos junto a otros migrantes de México y Honduras en un remolque en Estados Unidos en junio.
El cuerpo del menor fue enterrado en el cementerio de su natal aldea Tzucubal, en el municipio maya de Nahualá, donde fue velado por una multitud desde la noche del viernes después de ser trasladado del aeropuerto de la capital.
“Nos estamos consolando” con mi esposa, dijo a la AFP Casimiro Guachiac (37), padre de Melvin. El hombre, sin papeles, ya estaba radicado en Estados Unidos y regresó al sepelio de su hijo. Contó que el menor emprendió el camino pese a las advertencias del peligro en el trayecto.
Casimiro espera volver a Estados Unidos con una visa de trabajo temporal con apoyo ofrecido por la Cancillería local. Muchos pobladores del lugar viajan sin documentos guiados por traficantes conocidos como “coyotes”, a los que se les llega a pagar hasta unos 14.000 dólares.
Las autoridades guatemaltecas iniciaron con el adolescente la repatriación de 21 guatemaltecos identificados cuyos cuerpos fueron localizados junto a los de otros 32 migrantes el 27 de junio en un camión en la ciudad de San Antonio, estado de Texas, sur de Estados Unidos.
La cancillería de Guatemala había confirmado la semana pasada a 22 guatemaltecos en el grupo de fallecidos, pero el viernes rebajó la cifra a 21 debido a una rectificación que hizo la morgue del condado de Béxar, en Texas.
“Tengo un dolor en el corazón, en el alma. Él tenía un sueño pero lastimosamente no lo cumplió”, dijo Nicolás Tepaz, amigo de Melvin Guachiac.
Para la noche de este sábado se espera la llegada a Guatemala de los cuerpos de Wilmer Tulul (14), primo de Melvin, y de Jonny Tziquin (17), ambos originarios de Tzucubal. Hasta ahora no se ha establecido la fecha para la repatriación de los otros 18 migrantes.
Los migrantes víctimas de la tragedia sufrieron hipertermia (aumento de la temperatura corporal) y deshidratación aguda al viajar hacinados en un remolque sin ventilación.
Cada año, miles de centroamericanos intentan llegar a Estados Unidos de forma irregular en busca de un empleo, huyendo de la pobreza y violencia de sus países, y una crisis económica agudizada por la pandemia de covid-19.
LDAV