Un dato, tan demoledor como sintomático, aclara buena parte del problema que comparten la selección nacional y el Club Deportivo Guadalajara: que en más de 40 torneos cortos de la Liga Mx (de 1996 a 2022), apenas cinco veces hemos tenido un campeón de goleo mexicano; problemática más o menos reciente y muy creciente, porque en los once torneos anteriores (1985 a 1996), todavía disputados a lo largo de un año, algo muy diferente: en nueve ocasiones reinó entre los goleadores un mexicano.
Así que, si alguien se sorprende con la sequía ofensiva del Tri o las Chivas, imposibilitados de alinear foráneos, ese dato dice demasiado.
Años atrás, el gran escritor Juan Villoro explicaba que a este país le faltan seguridad, justicia social… y delanteros. Carencia demasiado evidente hoy con un Rebaño que apenas produce acciones de peligro y, cuando al fin las produce, tiende a no contar con la requerida contundencia.
Otra forma de comprenderlo es revisando las alineaciones del común de los equipos de la Liga Mx, no sólo saturadas de extranjeros, sino específicamente cargadas en los puestos de 10 y 9: el que ha de generar y el que ha de anotar, acaso las dos mayores falencias de nuestra selección y el Guadalajara.
Eso obliga a un gran trabajo de inteligencia, de detección, de desarrollo. Si para el resto es opcional un proyecto poderoso de fuerzas básicas (ya pueden surtirse de argentinos, brasileños, uruguayos, franceses o lo que mejor les plazca), para Chivas es imperativo. Y entonces preguntamos, ¿cuántos grandes talentos ha consolidado el Rebaño en los últimos cinco años? Dependiendo de qué juzguemos como gran talento, de cero a tres. Cifra bajísima e insuficiente que no cambia demasiado si la elevamos a todo el futbol nacional: grandes talentos como tal, no hemos producido más que un puñado de 2017 a la fecha.
Esa es la realidad y no otra. Ya después, fichajes que no han funcionado para el Guadalajara y convocados que evidencian no estar a la altura en la selección, inadecuada planeación, promesas que quedan en eso y poco avance.
Imposible engañarnos al observar lo que cuesta a los nuestros triunfar en las grandes ligas europeas. Tal como sucede en la cancha (armamos pocas oportunidades y metemos poquísimas), acontece en nuestra exportación (mandamos a muy pocos a Europa, trascienden a máximo nivel muy pocos).
Así que cuando veamos a Chivas con pesar para meter el balón en la portería rival, así que cuando nos desesperemos con el Tri paseando la pelota inofensivo sin siquiera incomodar al contrincante, reparemos en qué hemos hecho para modificar esa inercia.
Lo he dicho antes, lo repito hoy: nos rezagamos sin apenas luchar para evitarlo.
Twitter/albertolati