Solo alguien que desborda crueldad y que carece de total empatía puede festejar que se cumplen 15 años de haber sometido y empobrecido a tres poblaciones con la farsa de estallar huelgas bajo la supuesta defensa a los trabajadores mineros, hablo de las huelgas en Taxco, Guerrero; Sombrerete, Zacatecas, y Cananea, Sonora, estalladas a capricho y voluntad de Napoleón Gómez Urrutia.
Por más que diga Napillo, por más que invente, por más que pague para que echen mentiras, la realidad es que cerca de diez mil mineros lo acusan de robarles 55 millones de dólares provenientes del fideicomiso Cananea, dinero que, por cierto, pertenece a los trabajadores que laboraron hasta 1990 en esas minas.
Napillo no podía detener las numerosas denuncias por el robo, los inconformes eran cada vez más, pasaba de la frustración, al temor y al enojo y fue así que decidió estallar al mismo tiempo las tres huelgas, que hoy engañosamente se jacta de sostener. Créanme, a los 15 días de no recibir salario cualquiera tiene hambre, cualquiera que no tenga guardados y a su disposición 55 millones de dólares, cualquiera menos Gómez Urrutia.
Como todos sabemos, el impostor de minero huyó a Vancouver, Canadá, con el dinero de los trabajadores se dio la gran vida: autos de lujo, departamentos de millones de dólares y comidas en reconocidos restaurantes, mientras que los mineros no tenían ni para comer, vivían de las monedas que éste autorizaba para el fondo de resistencia.
Ya decíamos, el hambre es canija. Las huelgas estallaron el 30 de julio 2007, los mineros de Cananea creyeron las mentiras de Napillo hasta 2011, fecha en que las autoridades laborales y judiciales dieron el término de las relaciones laborales colectivas e individuales con el sindicato minero.
Ese mismo año, los obreros regresaron a su trabajo para operar la mina de cobre más grande de México, mientras que en San Martín, Sombrerete, por voluntad propia los mineros levantaron la huelga y volvieron a laborar, pero al parecer esas noticias no llegaron a Vancouver, Napillo asegura que las huelgas continúan.
Pero no han sido las únicas huelgas, Napillo repitió la dosis a miles de trabajadores, incluso fuera del ramo minero, como en Tamaulipas donde fue señalado de orquestar paros y huelgas en 45 empresas maquiladoras.
Este señor que se hace pasar por minero y que además es canadiense, se volvió un experto en estallar huelgas con el fin de obligar a las empresas a hacer su voluntad y además para crear cortinas de humo y así evadir el tema del pago de los 55 millones de dólares a sus propios agremiados.
Ni un dólar para los mineros pero eso sí, miles de dólares para su periódico favorito, para quien solo se ha dedicado a intentar lavarle las manos y la cara a Napillo, pero no, por más duro que le tallen las manchas seguirán.
Hace unos meses se descubrió que el sindicato minero pagó al diario de circulación nacional, La Jornada, casi 5 millones de pesos tan solo de 2021 a 2022 para morder a los que evidenciamos los atracos, extorsiones y despilfarro que hace Napillo de los recursos de los trabajadores, tal cual él paga y ellos publican lo que él les dicta, sin un mínimo apego a la verdad; no los criticamos, de algo deben comer y él tiene mucho dinero de los trabajadores para pagar.
Dejarles en claro que los que defendemos a los trabajadores y los que señalamos los actos de impunidad de Napillo no somos de sindicatos blancos, no se confundan, nosotros somos mineros defendiendo a otros mineros, así de sencillo.
@CarlosPavonC