Cuando Vladimiro Putin entró a saco para invadir Ucrania, aquel infausto 24 de febrero, sabía que la contienda sería larga y que todos perderían. Pero su gran capacidad estratégica era invadir Ucrania en pleno invierno. Ucrania es una gran llanura a pesar de ser un país muy extenso. Si Putin no introducía a sus huestes cuanto antes, el campo de batalla se habría derretido en cuanto llegara la primavera. Esas extensas extensiones de hielo se habrían convertido en enormes lodazales y ni los soldados ni los carros de combate hubieran podido entrar.
Algo parecido ocurre ahora. Putin tiene los ojos puestos en el mes de Octubre. En tan sólo tres meses, el infernal calor que estamos viviendo este verano en Europa se convertirá en un intenso frío. Y ahí es donde va a tener la sartén por el mango. Se necesita gas, mucho gas, para calentar a Europa y ese gas lo tiene Putin. Ahora él es el dueño de la guerra. Y ya ha dicho que lo va a cortar y que Europa pasará un invierno de perros. Y cuando Putin lo dice, lo cumple, hay que creerle. En ese aspecto es el amo y señor.
Hay países como España cuya dependencia con el gas es muy menor. Pero la gran mayoría de los países europeos dependen en más de un sesenta por ciento del gas ruso.
Ante esta problemática la Unión Europea está tomando medidas que sean comunes. Para empezar, los diferentes gobiernos europeos se han propuesto ahorrar un quince por ciento del gas por si vienen mal dadas.
Pero además países como Francia pretenden desconectar algunas luces de las noches francesas para poder seguir ahorrando.
Putin sabe que esa batalla la va a ganar. Cerrar el grifo del gas a Europa va a suponer que queramos ahorrar y que por lo tanto no gastemos. De esa manera enfriaremos la economía. Es una pescadilla económica que se muerde la cola. Todo ello traerá más inflación y por lo tanto más destrucción de empleos. Así como tenía calculado milimétricamente la invasión, también lo tiene ahora siendo el dueño del gas.
Habrá países donde el impacto será menor como en el caso de España, aunque no se librará de los efectos nocivos. Sin embargo, países limítrofes con Rusia y Ucrania – los Bálticos , la República Checa, Eslovaquia, Bulgaria, Rumania, Polonia, Hungría o Moldavia – sufrirán el embate de la falta de gas en pocos meses. Son países que dependen casi un cien por cien del gas ruso. Pero Alemania, Francia, Holanda, Bélgica o los países nórdicos también tienen una dependencia importante. Por eso se espera un invierno duro donde el gas, el petróleo y la luz se convertirán en artículos de lujo. De hecho, ya con la luz en España hemos alcanzado cifras y niveles inimaginables de los costos que sin embargo si lo comparamos con otros países europeos, siguen siendo baratos. En cuanto a la gasolina, en España por ejemplo ya cuesta dos euros, unos cuarenta y cinco pesos. Hace tan sólo dos años el litro costaba un euro treinta céntimos.
No sé cómo va a acabar esto pero lo que sí puedo asegurar es que Vladimiro Putin sigue jugando a las cartas de la guerra de manera magistral.
@pelaez_alberto